Nuestro itinerario de viaje a Túnez

Túnez es un país muy recomendable si os estáis planteando hacer vuestras primeras incursiones en el Magreb. En este post os detallamos nuestros 12 días de aventura por Túnez y la experiencia que vivimos recorriendo el país por nuestra cuenta.

TÚNEZ

Día 1: llegada a la Ciudad de Túnez 

La forma más cómoda para llegar desde Donostia es en vuelo directo desde Burdeos. Nuestro avión de Tunisair salía a las 22:00 y apenas duró dos horas. Desde el aeropuerto habíamos reservado un taxi mediante Booking.com, que muchas veces tienen traslados a buen precio. Tardamos unos 20 minutos en llegar al Hotel Dar El Medina, situado en el casco antiguo de la ciudad. Hotel recomendable para pasar una o dos noches en la capital.

Día 2: Ciudad de Túnez y Sidi Bou Said

Por la mañana, se puede recorrer la medina de la capital, que al igual que todas las demás es muy antigua y parece que ha sufrido varios bombardeos. Alberga el zoco más grande del país, y es sin duda el mejor sitio para hacer compras (de esto nos dimos cuenta tras finalizar el viaje). La medina de Túnez es relativamente tranquila y,  para nuestra sorpresa, apenas nos cruzamos con vendedores increpándonos. Sinceramente, no es una capital con gran interés, ni monumentos relevantes, ni parques agradables, ni buena oferta gastronómica. Es más bien una ciudad de paso a la que se le puede dedicar solo un día. Proximalmente sacaremos un artículo sobre qué visitar en la capital de Túnez.

Día 3: Ciudad de Túnez-Hammamet

Por la mañana dimos una pequeña vuelta por la medina y después fuimos a desayunar. Sobre las 10 de la mañana, cogimos un Bolt para ir al aeropuerto a recoger el coche de alquiler de BSP Auto. Sin demorar mucho, salimos directos hacia Hammamet, la primera ciudad de la costa tunecina que íbamos a visitar. Llegamos al mediodía y al céntrico Hotel Khella, que tenía una relación calidad-precio inmejorable. Antes de recorrer la ciudad, disfrutamos un rato en la tranquila playa. Ya por la tarde, nos adentramos en la coqueta medina que está repleta de galerías de arte, tiendas de suvenires (con bastante buen gusto) y todas las casas pintadas en blanco y azul. Si queréis saber más sobre la costa de Túnez podéis leer nuestro post. Pero en resumen, al terminar nuestro viaje concluimos que nos hubiera gustado alargar la estancia en Hammamet, ya que nos pareció más agradable y seguro que Susa y Monastir. El mejor plan es ver el atardecer desde el embarcadero, donde suele haber un acogedor ambiente familiar. Para cenar recomendamos el Liberation Restaurant que ofrece platos tunecinos deliciosos a muy buen precio.

Día 4: Hammamet, Monastir y Susa

Temprano por la mañana, hicimos una breve parada en la zona del puerto deportivo de Hammamet, el cual es una clara evidencia del decaimiento del turismo en este país y cómo hace apenas 15 años muchos extranjeros lo visitaban. Es uno de los temas que más nos ha llamado la atención y por eso hemos escrito un artículo acerca de la decadencia del turismo en Túnez.

A una hora en coche se encuentra Monastir, otra bonita ciudad costera que es bastante más pequeña y menos turística que Hammamet o Susa. Pero merece la pena dedicarle unas horas, ya que alberga varios monumentos históricos como la Mezquita, el precioso Ribat y el Mausoleo de Habib Bourgiba, y una pequeña medina.

Después, fuimos en coche hasta Susa, la ciudad costera más grande con mucho más tráfico, y que a diferencia de Hammamet o Monastir, transmite cierta sensación de inseguridad. Cargamos con las mochilas por la medina escaleras abajo, hasta el alojamiento Dar Baaziz, uno de los que más nos gustó del viaje. Por la tarde, salimos a pasear por la costanera de Susa, que llama la atención por la cantidad de hoteles destartalados que vuelven a ser un claro ejemplo de la decadencia del turismo en Túnez. Después del anochecer (que en noviembre es muy pronto), dimos un paseo por la medina de Susa que mantiene un poco la actividad hasta más tarde en comparación con las de otras ciudades.

Día 5: día completo en Susa

A pesar de que el plan inicial era estar en la estupenda playa de Susa (está llena de resorts prácticamente vacíos), estaba bastante nublado y ventoso, y pasamos el día recorriendo con calma la ciudad. Dimos una vuelta por la medina de Susa que es mucho más grande e interesante que las de las otras ciudades costeras; tiene unas murallas espectaculares, la preciosa mezquita y el majestoso Ribat de Susa, que es patrimonio de la Unesco. Aprovechamos esta ciudad para comer algo más occidental y cambiar dinero para el resto del viaje. Por la tarde, volvimos salir a dar una vuelta y cenamos en el tradicional Restaurant Café Seles. Segunda noche en el maravilloso Dar Baaziz.

Día 6: Coliseo de Djem e isla de Djerba

Desayunamos muy temprano porque nos esperaba un largo día. Primero visitamos el imponente y de poco renombre Coliseo de Djem, probablemente el segundo más espectacular que hemos visto, después del de Roma. Continuamos cuatro horas de carretera hasta Djerba, una isla insólita del sur, situada muy cerca de la frontera con Libia y patrimonio de la Unesco desde 2023. Djerba es muy diferente al resto del país, tanto paisajística como históricamente, y añade un importante valor cultural al pais. Nos alojamos en Maison Leila, una bonita villa con piscina, ubicada a menos de 10 kilómetros de las playas y de la ciudad principal Houmt Souk. Esta es la más poblada de la isla, con 80.000 habitantes y bastantes más turistas de los que habíamos visto hasta el momento. En Houmt Souk hay un pequeño paseo marítimo con construcciones de aspecto bastante reciente y un teatro municipal al aire libre sin estrenar. Para cenar volvimos al centro, cerca de la pequeña medina de la ciudad, quizá la menos auténtica que vimos en el país.

Día 7: día completo en Djerba

Tras desayunar increíblemente bien en Maison Leila, salimos hacia nuestra primera parada del día en el barrio Djerbahood. La verdad que no teníamos grandes expectativas del lugar, ya que apenas encontramos fotos en internet (como nos pasó con toda la isla en general), pero nos sorprendió muchísimo. Djerbahood es un barrio tranquilo, lleno de coloridos murales donde se respira una paz y tranquilidad propia de sus habitantes. A pocos kilómetros está la Sinagoga Ghriba, conocida por ser de las más antiguas de la región y haber sido lugar de varios atentados en los últimos años.

Al mediodía fuimos a la playa la Laguna por recomendación de Leila y ¡nos encantó! Apenas había gente y el paisaje es precioso. Es una playa ideal para pasear y bañarse. Después, fuimos en coche a recorrer la costa oeste y paramos en varias mezquitas blancas situadas junto al mar, desde donde se disfruta del mejor atardecer de Djerba. Regresamos a Houmt Souk para cenar, porque el resto de la isla es tan tranquila que apenas hay restaurantes, ni otros establecimientos. Para más información sobre esta peculiar isla, os dejamos nuestro artículo de Djerba.

Día 8: playa en Djerba y llegar a Toujane

A menos de quince minutos del alojamiento hay algunas de las playas más conocidas y turísticas de la isla, llamadas Yéti 1 y Yéti 2. Para nuestra sorpresa, apenas había gente (probablemente porque era noviembre). Pasamos una mañana muy tranquila y al mediodía nos pusimos rumbo a nuestro próximo destino: las montañas de Túnez. Condujimos dos horas hasta Toujane, sin duda el pueblo más auténtico que visitamos en el viaje y una de nuestras mejores experiencias. Allí nos acogió una familia bereber en el Dar Fatma Toujane. Antes de servirnos una cena super tradicional sobre las 19:30 (kilos de arroz, cordero al grill, ensalada, queso y dátiles), tuvimos tiempo a dar una vuelta por el pueblo y ver a la gente local, que realmente parecía sacada de otra época.

Día 9: Ksar Hadada, Guermassa, Chenini, Doiuret Tamezret

Desayunamos a las 8:00 para que nos diera tiempo de visitar todos los lugares que teníamos previstos para el día. Nuestra primera parada fue el Ksar Hadada, un antiguo lugar de almacenaje reconvertido en hotel, que recorrimos con tranquilidad y disfrutamos de ser los únicos turistas, una vez más. Continuamos la ruta hasta el pueblo Guermassa, desde donde se puede subir caminando al pueblo histórico, actualmente abandonado, que tiene buenas vistas de todo el valle. En la mayoría de estos antiguos pueblos (o Ksars) ocurre algo similar y el lugar donde vive la gente hoy en día se encuentra un par de kilómetros más abajo. Visitamos también el Ksar Chenini, seguramente el más visitado de toda la región y, al mismo tiempo, el menos auténtico. No estuvimos mucho rato y fuimos al siguiente pueblo, llamado Doiuret, que era muchísimo más tranquilo (igual que Guermassa). Hemos profundizado sobre los Ksars en el siguiente artículo.

Por la tarde teníamos hora y media de carretera hasta el siguiente alojamiento en Tamezret: Hotel Dar Ayed. Llegamos a tiempo para disfrutar de la piscina y ver un precioso atardecer desde la terraza del hotel. Sirvieron allí mismo una cena bereber tradicional y por la noche, cuando había oscurecido totalmente, pudimos contemplar la vía láctea.

Día 10: Tamezret, Matmata, Choff, Nefta, Star Wars y Tozeur

Al amanecer, dimos un paseo por Tamezret, que a diferencia de los Ksars del día anterior, este pueblo sí está habitado. Después, queríamos visitar los míticos “poblados trogloditas” de Matmata, y tuvimos la suerte de adentramos en una autentica casa troglodita, donde una señora nos enseñó su forma de vida y nos invitó a té, sin pedir nada a cambio. Si queréis saber más sobre estas construcciones y planificar vuestra visita, os dejamos nuestro artículo por aquí.

Después, nos pusimos rumbo a la ciudad de Tozeur. A mitad de camino, se atraviesa el "lago" Chott el-Jerid, un desierto salado, que al menos cuando fuimos, no tenía ni gota de agua. Tardamos dos horas en llegar a Tozeur, la ciudad principal del desierto y la capital de los dátiles. Pero antes de parar, continuamos hasta Nefta, otra ciudad más pequeña que en nuestra opinión, no tiene especial interés. Lo mejor fue meternos con el coche en una plantación de palmeras datileras, hasta llegar a la Zaouia Sidi Bou Ali, un tipo de madraza y hospedería de África occidental.

También hicimos una breve parada en un lugar curioso, únicamente para turistas (que no había), llamado Ong Jamal. Se supone que aquí se grabaron algunas de las escenas de las películas Star Wars.

Ya por la tarde llegamos a Tozeur, al céntrico y anticuado Hotel Résidence le Ruisseau. Dimos una vuelta por el centro y la medina antes de que se metiera el sol. En general, estas ciudades del sur de Túnez tienen un nivel de vida mucho más bajo, en comparación con las del resto del país, y puede sentirse algo de inseguridad. Lo bueno es que Tozeur es extremadamente barato, sobre todo sus dátiles.

Día 11: Chebika, Tamaqzah, Mides y Kairouan

Último día completo en Túnez. Nuestra primera visita fue el precioso oasis de Chebika, a una hora conduciendo desde Tozeur. En este oasis se puede dar un bonito pero sencillo paseo y atravesar un wadi (un río que baja de las montañas) rodeado de palmeras datileras. Continuamos la ruta por carretera, haciendo breves paradas en dos miradores bastante espectaculares: el Canyon Panorama y la Cascada de Tamaghza. Después, cerca del pueblo Tamaqzah, dimos un precioso paseo por un wadi  seco bordeado de una vegetación exuberante. El último lugar de la mañana, fue el impresionante Cañón de Mides, a escasos 10 kilómetros de la frontera con Argelia.

Llegó el momento de coger el coche y conducir cuatro horas hasta la Kairuán, la cuarta ciudad sagrada del islam. ¡Nos sorprendió muchísimo! Además del contraste respecto a las empobrecidas ciudades del sur, Kairuán está ordenada, limpia, llena de estudiantes y gente joven. Es una ciudad que tiene especial interés cultural por tener una inmensa mezquita en medio de una cuidada medina, para nosotros la mejor conservada de Túnez. Nos alojamos en Maison d’hôte Chama, a menos de 10 minutos andando del centro. Encontraréis más información acerca de los oasis y esta zona del país en este artículo.

Día 12: regreso al aeropuerto de Túnez

Tras desayunar, salimos rumbo a la Ciudad de Túnez que está a dos horas conduciendo desde Kairuán. Devolvimos el coche en el mismo parking del aeropuerto, sin ningún tipo de problema, y entramos en la terminal para coger el avión a las 13:30.

Por la tarde, visita al famoso pueblito blanquiazul Sidi Bou Said, seguramente lo más turístico de Túnez. Cuando fuimos nosotros era sábado y la única manera de ir en transporte público era en autobús (los tren no funciona en fin de semana musulmán: viernes y sábado). Sin embargo, es mejor utilizar la aplicación Bolt que es muy barata y funciona de maravilla. El mejor plan en Sidi Bou Said es callejear por el pintoresco pueblo y disfrutar de las vistas al mar. A pesar de ser el lugar más turístico del país, actualmente (2023) apenas van extranjeros, aunque sí lo visitan bastantes turistas nacionales). No os podéis dejar de probar los bambalounis, una especie de churro tunecino, y tomar un té en el mítico Café des Nattes. Para cenar, recomendamos volver al centro y buscar un sitio donde sirvan comida tradicional como el Restaurante Peuple (podéis probar el plato nacional que es cuscús picante con harissa, patata, calabaza y cordero). Para antes de las 20:00 todos los puestos y tiendas de la medina se cierran y parece una ciudad fantasma. Segunda noche en el Hotel Dar el Medina. Os dejamos más información sobre la gastronomía tunecina en este artículo.