Explorando los oasis y cañones de Túnez
El sur de Túnez es un auténtico escenario de película, donde el desierto, los oasis y los cañones crean paisajes que parecen sacados de otro mundo. Nuestra ruta nos llevó desde los escenarios de Star Wars hasta los impresionantes oasis de Chebika y Tamaghza, pasando por el cañón de Midès. Si estáis planeando un viaje a Túnez, estos son algunos de los destinos que no os podéis perder.
TÚNEZ


Nuestro viaje a esta zona del país comenzó con una noche en el encantador pueblo bereber de Tamezret, un pequeño asentamiento que conserva la esencia de las comunidades del desierto. Sus casas de piedra y sus estrechas callejuelas transportan a otra época, y su tranquilidad hace que sea un lugar ideal para desconectar antes de adentrarse en el desierto. Si queréis saber más sobre las casas trogloditas de esta zona de Túnez y os apetece visitar los Ksars y fortalezas del sur, tenéis disponibles sendos artículos en los enlaces adjuntos.
A la mañana siguiente, tomamos la carretera que cruza Chot el Jerid, el lago salado más grande del Sahara. Este inmenso mar de sal suele ofrecer un paisaje hipnótico, con espejismos y tonalidades cambiantes que oscilan entre el blanco, el rosa y el dorado. Según la hora del día, los reflejos en la sal crean un efecto único, y en algunos puntos se pueden encontrar restos de antiguas embarcaciones varadas en este suelo seco y agrietado. En nuestro caso, el agua se había evaporado por completo (dependiendo de la época del año os lo podréis encontrar así) y ¡el lago no existía!
A medida que nos acercábamos a Tozeur, el paisaje se transformaba, pasando de la aridez absoluta a la exuberancia de los oasis. Tozeur es un destino ideal para explorar el desierto tunecino y una base perfecta para descubrir los wadis y cañones cercanos. Sus calles con arquitectura de ladrillos de barro, sus palmerales y su medina llena de vida hacen que merezca la pena explorarla con calma antes de seguir la ruta.
Midès: el gran cañón de Túnez
Para cerrar el día, visitamos el cañón de Midès por nuestra cuenta, una de las formaciones geológicas más impresionantes del país. Condujimos unos 15 minutos desde Tamaghza y aparcamos en el pequeño parking habilitado para coches. Lo primero que os encontraréis es el pueblo histórico de Midès que está abandonado pero que le da un toque especial a la visita. Desde allí, el cañón está próximo y sus paredes de roca talladas por el agua y el viento crean un paisaje que recuerda a los grandes cañones de Norteamérica. Desde sus miradores se pueden apreciar vistas panorámicas increíbles en esta ubicación, y si os animáis, podréis hacer una caminata a través del desfiladero para explorar también su belleza desde dentro.
Este cañón ha sido testigo del paso de antiguas civilizaciones, y a lo largo de sus paredes se pueden encontrar restos de antiguos asentamientos. Su geología, con capas de roca que cuentan la historia del paso del tiempo, es un auténtico espectáculo para los amantes de la naturaleza y la fotografía. La vista del cañón es uno de los mayores regalos que nos llevamos de Túnez.
El oasis de Chebika: un paraíso escondido
Nuestra primera parada de Tozeur fue el oasis de Chebika. Si hay un lugar que nos dejó sin palabras en este viaje por Túnez fue este lugar: tras una breve caminata entre rocas y palmeras, nos encontramos con un manantial de agua cristalina que brota entre las montañas y que disfrutamos casi en total soledad. La vista del palmeral contrastando con el paisaje desértico es simplemente inolvidable.
Este oasis, antiguamente habitado por los romanos y luego por los bereberes, conserva un encanto muy especial. Podéis recorrer las antiguas construcciones de piedra, disfrutar del sonido del agua y, si el calor aprieta, refrescaros en una de sus pozas naturales, aunque parece que en estos momentos el baño ya no está permitido (y nos parece de lo más lógico para conservar el entorno). Además, desde las alturas del cañón se obtienen unas panorámicas impresionantes del valle y del desierto que se extiende hasta donde alcanza la vista.
















Una noche en Kairuán
Si vuestra ruta incluye continuar hacia el norte, pasar la noche en Kairuán es una excelente idea. El mejor lugar para hacerlo es, sin duda, Dar Chama, una casa de huéspedes regentada por la encantadora señora Chama que os recibirá con los brazos abiertos. Esta ciudad está considerada como una de las más sagradas del islam y os sorprenderá muy positivamente: una de las Medinas más auténticas del país, la Gran Mezquita y una atmósfera única.
Otro lugar que os recomendamos mucho para ver atardecer es la tienda de alfombras Tapis Okba: desde su terraza tendréis una de las mejores panorámicas de la espectacular mezquita y podéis aprovechar (como nosotros) para comprar algunos de los souvenirs más auténticos del viaje. Os dejamos por aquí nuestro itinerario completo por Túnez por si os sirve de inspiración para organizar vuestra visita.
Tamaghza: cascadas en medio del desierto
A poca distancia de Chebika se encuentra Tamaghza, otro oasis que sorprende por sus cascadas. Aunque pueda parecer increíble, en medio de este paisaje seco y rocoso, el agua sigue fluyendo, creando pequeños paraísos de vegetación y frescura. El camino hasta las cascadas es una aventura en sí misma, con senderos que atraviesan el desfiladero y ofrecen vistas espectaculares. En la época de lluvias, nos comentaron que el caudal aumenta y el sonido del agua cayendo entre las rocas debe de ser un auténtico deleite. Además, las ruinas del antiguo pueblo bereber añaden un toque de historia a este rincón natural.
Después, cerca del pueblo Tamagzah, dimos un precioso paseo por un wadi seco bordeado de una vegetación exuberante y llena de dátiles. Os dejamos por aquí la ubicación para que podáis visitarlo ya que no es tan popular como el de Chebika. Dejamos el coche en el pueblo y nos acercamos caminando mientras charlábamos con algunos lugareños. Un sitio apacible y con un paisaje muy característico de esta parte del país.







