Nuestro itinerario por Panamá
Este precioso país latinoamericano cuenta con una infinidad de atracciones y lugares increíbles que quitan el aliento a quien los visita. A continuación, os presentamos nuestra ruta completa de casi tres semanas por Panamá.
PANAMÁ
Día 1: llegada a la Ciudad de Panamá
Aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Tocumen por la noche. Está situado a más de veinte kilómetros del centro de la capital y decidimos coger un taxi para llegar directamente al Hostal Bodhi. El alojamiento está en pleno barrio Marbella, una zona tranquila, relativamente segura y donde vive gran parte de la clase media-alta de la ciudad. Además, cuenta con un agradable jardín y piscina, y por la mañana sirven tortitas recién hechas. Nos parece muy recomendable, especialmente para aquellos que viajen solos. Tenéis toda la información sobre cómo llegar al centro y dónde alojarse en Ciudad de Panamá en el apartado de cómo organizar un viaje a Panamá por libre.
Para cenar, encontramos un establecimiento donde servían buenos emparedados (así llaman a los sándwiches en Panamá) y fuimos a dormir.
Día 2: conociendo Ciudad de Panamá
Antes de empezar la visita, teníamos que hacer lo más importante de un viaje: conseguir una tarjeta SIM y un adaptador (dinero en este caso no, porque llevábamos dólares desde casa). Después sí, fuimos a recorrer la ciudad que cuenta con varios lugares muy interesantes, aunque solo disponíamos de dos días y no pudimos visitarlos todos. Hemos preparado un artículo con las 5 mejores experiencias en Ciudad de Panamá que no os podéis perder antes del viaje y, en breves, publicaremos otro con excursiones geniales de un día desde la capital.
Nuestra ruta comenzó con recorrer gran parte de la cinta costera; son cuatro kilómetros de paseo agradable junto al Océano Pacífico con vistas increíbles del skyline. ¡Fue uno de los lugares que más nos gustó de la ciudad! Para la diez de la mañana llegamos al Casco Viejo de Ciudad de Panamá, que en cierto modo, nos resultó un poco decepcionante; ciudades como Antigua de Guatemala o Cartagena de Indias en Colombia nos habían parecido mucho más bonitas e interesantes. Además, trasmitía cierta sensación de inseguridad y la policía tenía una presencia muy marcada en comparación con los pocos habitantes que viven en la zona. Recorrimos la plaza de la catedral, la famosa plaza Bolívar, algunas iglesias y el bastión. Este último es nuestro lugar favorito de la parte vieja.
A la hora de comer, probamos un ceviche de camarón en la mítica Cevichería la Bendición, situada junto al mercado de marisco. Era muy sabroso y super económico, lo recomendamos sin duda.
Por la tarde, disfrutamos de la preciosa puesta de sol en la cinta costera. A diferencia del Casco Viejo, el ambiente allí era muy agradable. Es habitual que el paseo esté lleno de gente haciendo deporte y familias paseando y comiéndose un helado. Para cenar fuimos al Crepes & Waffles, una cadena de restaurantes colombiana a la que no habíamos vuelto desde nuestro viaje al país, ubicado en el mismo barrio del hostal Bodhi.




Día 4: primer día en Bocas del Toro
Nada más amanecer, dimos una vuelta por la isla para ver el estilo de vida de los habitantes de Carenero que, lamentablemente, las condiciones nos parecieron bastante precarias y peores de lo que nos esperábamos. Después de desayunar en el hostal, cruzamos en barco-taxi a Isla Colon (la principal) y cogimos un mini-autobús en la plaza central de Bocas Town, para ir a Punta del Drago, situada en el extremo opuesto de la isla. Desde allí a 20 minutos andando, se encuentra playa Estrella, una de las más populares del archipiélago. En nuestra opinión, no es tan espectacular y está demasiado preparada para el turismo, pero pudimos disfrutar del sol y vimos decenas de estrellas de mar enormes. Al atardecer, compramos algo para cenar en Bocas Town y volvimos al alojamiento para estar más tranquilos.




Día 5: segundo día en Bocas del Toro
A pesar de las dudas que teníamos inicialmente, para este día contratamos una excursión en barco por el archipiélago. En nuestro artículo con los mejores planes en Bocas del Toro podéis encontrar más información; pero, en resumen, nos recogieron en Isla Carenero y surcamos a través de la reserva natural, haciendo una parada para ver delfines, hasta Cayo Coral, donde hicimos esnórquel durante media hora. Lo mejor de la excursión vino después: el famoso Cayo Zapatilla, uno de los lugares más paradisíacos que hemos visto en la vida. Nos hubiera encantado quedarnos más tiempo (incluso acampar, ya que no hay ningún alojamiento en la isla), pero solo pudimos permanecer allí dos horas.
Antes de finalizar la excursión, comimos una deliciosa langosta en un chiringuito junto a Cayo Coral y cruzamos en barco por unos manglares llenos de estrellas de mar. Llegamos al alojamiento justo antes del atardecer, y como era viernes, no podíamos quedarnos sin conocer la fiesta de Bocas del Toro. No fuimos a la “Filthy Friday”, una fiesta bastante loca que empieza a las 11 de la mañana y dura todo el día, pero nos unimos al ambiente en la terraza del Hostal Selina. Fue increíble, ¡no os lo podéis perder!


Día 6: tercer día en Bocas del Toro
Último día entero en aquel lugar tan especial, el cual aprovechamos para conocer Isla bastimento, una de las más grandes y salvajes de todo el archipiélago. Llegamos en veinte minutos en barco desde nuestro hotel hasta Old Bank, el pueblo principal, mucho más agraciado y mejor cuidado que Bocas Town. Tras una visita corta, cruzamos la isla a pie para llegar a playa Wizard, solitaria y perfecta para el surf, en la que pasamos gran parte de la mañana. Recordad que, si vais a esta playa, es mejor llevar algo de comida y agua porque allí no hay nada. Tampoco gente.
Por la tarde, tuvimos la “buena” idea de ir caminando desde playa Wizard hasta Red Frog beach. A pesar de seguir la ruta en Mapsme, nos perdimos en medio de la selva y estuvimos a punto de no llegar. Al final, logramos encontrar un camino que llevaba a la famosa playa. Red frog beach es muy conocida por el surf y por su ambiente relajado, apartada de la civilización. Ciertamente, estaba mucho menos concurrida de lo que pensábamos y nos encantó como plan para ir a pasar el día (quizá mejor que quedarse a dormir). Regresamos de noche al alojamiento en Carenero desde el embarcadero en Red Frog beach (organizan salidas en lanchas hasta las 22:30, dependiendo de la demanda que haya).


Día 7: de Bocas del Toro a Boquete
Por la mañana, antes de cruzar en barco a Isla Colón para ir a nuestro siguiente destino, dimos un último paseo por Carenero. Después de haber dormido allí durante cuatro días, creemos que es una de las mejores opciones para alojarse en Bocas del Toro por su proximidad a la isla principal, al mismo tiempo que por la sensación de estar en plena naturaleza.
Hacia el mediodía, salía el barco de Bocas Town a Almirante, el lugar de donde salen los shuttles hacia el resto del país. Después, el trayecto en minibús de Almirante a Boquete, situado en el interior del país, duró aproximadamente tres horas. Nada más llegar al Hostal Agaseke, salimos a dar un paseo y conocer la zona. Boquete era totalmente diferente a lo que habíamos visto en Panamá: mucho más tranquilo, más seguro y con un nivel de desarrollo muy superior al de Bocas del Toro. Cenamos en uno de los numerosos restaurantes italianos y visitamos el pequeño centro de la ciudad, la plaza principal y el mercadillo junto río.




Día 8: primer día en Boquete
Desayunamos temprano en uno de los pocos restaurantes tradicionales del pueblo una torta de maíz, huevos y salchicha guisada. Después, cogimos un autobús público en la plaza del mercado para llegar a la ruta de las Tres Cascadas, una de las más populares de la zona. Atraviesa un bonito bosque y varias cascadas en las que está permitido bañarse. Entrad en el enlace para más información sobre qué hacer en Boquete.
Por la tarde, a un kilómetro de las Tres Cascadas, hicimos el inicio del sendero Pipeline. Este nos gustó más debido a que no había absolutamente nadie y tuvimos la suerte de ver dos quetzales, una de las aves más emblemáticas de Centroamérica. Para regresar a Boquete, no tuvimos problemas en hacer autostop y bajar en la parte trasera descubierta de un 4x4.
No habíamos comido prácticamente nada en todo el día y lo primero que hicimos al volver fue buscar un sitio para cenar, aunque fueran las seis de la tarde. Después de echar un ojo al Sabrosón, el restaurante tradicional más famoso de Boquete, dada nuestra hambre nos decantamos por un italiano. Antes de ir al hostal, pasamos por el enorme supermercado (nos encanta ver cómo son en los diferentes países que visitamos).




Día 9: segundo día en Boquete
Desayunamos en una cafetería Kosher muy bonita y dimos un agradable paseo por Boquete. Había un mercadillo artesanal lleno de expats que viven en el pueblo, sobre todo americanos jubilados y. después, subimos a una pequeña colina para ver las vistas del valle. Comimos los bollos de leche con pasas que venden en todas partes y descansamos en el Hostal Blasina. Recomendaría este alojamiento si visitáis Boquete, que además de las habitaciones compartidas, también cuenta con varias privadas.
Por la tarde hicimos, un tour a una plantación de café. Lo contratamos en el mismo hostal por 25$ (precio estándar en todo el pueblo). Boquete es la región cafetera más importante del país, en la que destaca la variedad de café Geisha, una de las más exclusivas y caras del mundo. Lo mejor de la excursión fue el guía que hacía de comediante y nos dieron de probar cuatro tipos de café. Tras la degustación, bajamos al pueblo y fuimos a probar las famosas fresas con nata de la región, en una de las muchas cafeterías que las sirven. Aquella noche tuvimos que cambiar al hostal La Casa de Doña Cata, situado en el centro de Boquete, por falta de disponibilidad en el nuestro.




Día 10: de Boquete a Santa Catalina
El shuttle hacia Santa Catalina salía de la plaza central de Boquete, a las siete de la mañana. El trayecto duró aproximadamente 5 horas y cuando llegamos era ya mediodía. Para nuestra estancia en la costa del Pacífico, elegimos el Hostal Sunset Catalina por estar ubicado en el centro del pueblo junto a los restaurantes, la tienda y la parada de autobús, y por tener aire acondicionado (imprescindible en esta zona del país).
A la tarde dimos un paseo por la pequeña playa de Santa Catalina, situada a dos cientos metros del hostal y que suele estar muy poco concurrida. Después, fuimos andando hasta la playa El Estero, una de las más conocidas de Panamá, y particularmente popular entre los surfistas. Después de un baño en el mar, vimos el anochecer, que como no podía ser de otra forma, no nos defraudó. ¡El Pacifico tiene una luz tan especial! Acabábamos de llegar a Santa Catalina y ya nos había conquistado con su tranquilidad, su belleza y el espectacular océano. Es una región en plena naturaleza, alejada de las ciudades grandes, y más verde y montañosa de lo que imaginábamos.
Ya de noche, hicimos el camino de vuelta al pueblo, y cenamos en el tradicional restaurante Doña Saby; por 6$ nos sirvieron un enorme plato de arroz, papas fritas, pollo asado y lentejas. Delicioso y muy recomendable.
Día 11: primer día en Santa Catalina
Dia completo y maravilloso de sol, playa y surf. Santa Catalina, en concreto la playa El Estero, es un sitio ideal para los principiantes como yo, aunque también hay olas para los más expertos. Salimos temprano del hostal y anduvimos los tres kilómetros que hay hasta playa, donde alquilamos una tabla para todo el día en el Hotel Mama Inés. Este es un sitio maravilloso justo a la entrada de la playa que cuenta con una piscina, terraza y restaurante a muy buen precio. Un sitio recomendable 100% para los que necesiten alquilar una tabla o simplemente para los que vengan a pasar el día a playa El Estero. Después de tres horas en el agua, la marea estaba demasiado baja para continuar y decidimos salir a descansar un rato. Nos pasamos todo el día por allí.
Hacia las tres de la tarde, tras esperar a que la marea subiera lo suficiente, volvimos al agua hasta el anochecer. Ya a oscuras, regresamos andando al centro de Santa Catalina y compramos algo para cenar en el hostal.


Día 12: segundo día en Santa Catalina
Otro día más de sol y calor, pero esta vez hicimos un break en medio. Nos despertamos aún más temprano que el día anterior para aprovechar bien las olas de primera hora. Después de estar en el agua varias horas, desayunamos en la terraza del Hotel Mamá Inés y pasamos el resto de la mañana disfrutando de la playa. Cuando el calor empezó a apretar demasiado, volvimos a nuestro hostal Sunset en el centro del pueblo a descansar y recuperar fuerzas para la tarde. Para las cuatro estábamos otra vez en en la playa y nos metimos al agua hasta la puesta de sol. Terminamos tomando algo con unas chicas vascas que acabábamos de conocer y cenamos en el mismo restaurante que la primera noche.




Dia 3: de Ciudad de Panamá a Bocas del Toro
Optamos por ir en Uber al Aeropuerto de Albrook, situado en el centro de la ciudad. El vuelo a Bocas del Toro dura una hora (a diferencia del autobús que tarda aproximadamente doce horas) y llega a la isla principal del archipiélago, Isla Colón, concretamente a cinco minutos a pie del centro de Bocas Town. Para las próximas cuatro noches escogimos el Hotel Tierra Verde, en la cercana Isla Carenero. Aquí tenéis los artículos sobre lo esencial de Bocas del Toro y cuáles son las mejores islas.
Antes de cruzar en barco desde Colón a Isla Carenero, paramos a comer en el Restaurante Tom’s, uno de los más auténticos de la Isla. Por solo 5$ nos sirvieron un plato de pollo guisado con arroz y ensalada, más la bebida. ¡Súper recomendable!
Por la tarde, no paraba de llover (algo que hay que asumir cuando se viaja al Caribe), pero pudimos dar un paseo por Carenero y bordear buena parte de la tranquila isla. Terminamos el día tomando una piña colada excelente en el Restaurante BiBi´s con varias personas que acabábamos de conocer en el hostal.














Día 13: tercer día en Santa Catalina
Tercer día intenso de sol, playa y surf, esta vez acompañados por la compañera de habitación del hostal. También disfrutamos de la piscina como siempre e hicimos un descanso durante las horas de más calor al mediodía. Terminamos el día tomando unas cervezas en el chiringuito del Hotel Oasis, situado en la misma playa El Estero, donde aquella noche había una fiesta a la que acudirían tanto los habitantes de Santa Catalina como los extranjeros. ¡El ambiente fue genial y nos encantó!
Día 14: de Santa Catalina al Valle de Antón
Por la mañana estuvimos en la playa maravillosa y, muy tristes, nos despedimos de Santa Catalina. Al mediodía salimos hacia nuestro siguiente destino, esta vez en otra zona del interior del país: el Valle de Antón. Tuvimos la suerte de ir en el coche de unos amigos panameños y, de camino, paramos a comer en una típica Fonda (así se llaman los sitios de comida local en Panamá). Llegamos casi de noche al Hostal Blasina en el valle, un alojamiento recién abierto y muy bien equipado, con una relación calidad-precio increíble.
Día 15: primer día en Valle de Antón
Desayunamos con calma en el jardín del hostal y, tras coger fuerzas, salimos a hacer la caminata más popular del Valle de Antón: el sendero de la India Dormida. Para acceder hay que pagar una tasa de 3$, pero la ruta merece totalmente la pena. Es un recorrido a través de la exuberante vegetación de la selva, junto a un río, que asciende a una montaña desde donde se puede ver todo el valle. Cruzamos la cima de varias colinas para contemplar el valle desde todos los ángulos posibles y, después, regresamos al pueblo por la carretera. Encontramos un restaurante tradicional con un precioso patio para comer, llamado Mi Sazón (el plato de arroz con frijoles, pollo guisado y plátano maduro nos costó 4,5$).
Por la tarde, tras haber descansado un buen rato en el hostal, hicimos otro pequeño trekking hasta el Cerro de la Cruz, que quedaba bastante cerca del lugar de la mañana. Vimos el atardecer desde lo alto y descendimos antes de que oscureciera.




Día 16: segundo día en Valle de Antón
Otro día de caminata por el precioso valle. Para las ocho estábamos en marcha y cruzamos todo el pueblo hasta el sendero de los árboles cuadrados, el cual finalmente decidimos no acceder ya que era de pago y preferíamos empezar el ascenso cuanto antes. Llegamos al inicio del sendero del cerro Gaital, un recorrido bastante largo y tedioso, y por el que no suele haber muchas gente. Al mirador con una panorámica espectacular del Valle de Antón se llegaba sin problemas, pero la parte final no estaba en buenas condiciones: había que abrir camino entre plantas gigantes y ramas, y estaba demasiado embarrada. De modo que dimos media vuelta y volvimos hasta el pueblo por la carretera, completando una ruta circular.
Nos hicimos unos sándwiches en el hostal y descansamos un rato, antes de salir a dar nuestra última vuelta por el Valle de Antón y comprar algún suvenir en el pequeño mercadillo. Terminamos el día cenando de nuevo en el restaurante Mi Sazón.




Día 17: de Valle de Antón a Ciudad de Panamá
Salimos pronto por la mañana y nos esperaba un largo día recorriendo la capital antes de coger el avión de vuelta. Fuimos en coche a Ciudad de Panamá y lo primero que visitamos fueron las esclusas del canal de Panamá. Hacía mucho calor y no tardamos en continuar el camino hasta nuestra siguiente parada en la propia ciudad. Entramos en el edificio de la administración del Canal, un lugar interesante y muy poco turístico, que merece bastante la pena visitar si se dispone del tiempo suficiente. En su interior, alberga unos grandes murales que representan la construcción del canal, iniciada por los franceses en 1881 y que fracasó debido fundamentalmente a las epidemias de fiebre amarilla y malaria, y completada por los estadounidenses varios años más tarde.
Condujimos por la Calzada Amador, que tiene unas vistas excelentes del skyline, y continuamos por la cinta costera, atravesando así casi toda la ciudad. Después, en el Casco Antiguo de Ciudad de Panamá, comimos una rica pizza en el restaurante La Rana Dorada, y por la tarde, nos acercamos al enorme Parque Natural Metropolitano, una selva tropical en medio de ciudad. Lamentablemente cerraban en poco tiempo (a las 5 pm) y no pudimos acceder. Así que decidimos pasar el resto del tiempo en el skatepark hasta la hora de ir al aeropuerto.




Día 18: regreso a casa
El avión de vuelta con AirEuropa salió sobre las diez de la noche, directo a Madrid, y tras una escala corta, llegamos al aeropuerto de Loiu a primera hora de la tarde.