Nuestro itinerario de 10 días por Irlanda

Quince años después hemos regresado a la Isla Esmeralda para explorarla a fondo, haciendo uno de los roadtrips más espectaculares de nuestra vida. En este recorrido de días por Irlanda recomendamos las mejores rutas para hacer senderismo, los pueblos más bellos y varias abadías de ensueño que no os podéis perder.

IRLANDA

Día 1: llegada soleada a Dublín

Llegamos a Dublín por la mañana. Teníamos reservadas nuestras dos primeras noches en la capital y cogimos un autobús en el aeropuerto para ir al centro: Dublin Express cuesta 15€ ida y vuelta (se puede usar la vuelta pasados 90 días). El centro de Dublín está muy colapsado y tardamos casi una hora en hacer solo catorce kilómetros. aún era temprano y hasta las 15:00 no podíamos hacer el check-in, por lo que comenzamos a recorrer la ciudad. Os dejamos aquí toda la información para visitar Dublín.

Primero nos acercamos al mítico barrio de Temple Bar donde se encuentran los pubs más famosos y, tras dar varias vueltas por las calles principales, continuamos hasta encontrar un Krispy Kreme para desayunar unos donuts deliciosos. Después, cruzamos la avenida comercial  más importante y nos adentramos en los jardines del Trinity College, que son gratuitos. Esta parte de Dublín no ha cambiado mucho y sigue igual que hace quince años, aunque con más de sol y buen tiempo de lo habitual. Continuamos hasta el Merrion Square Park que alberga una estatua de Oscar Wilde y junto a este pequeño parque están las coloridas puertas de las casas señoriales que últimamente se han hecho bastante virales. Desde allí, cruzamos Merrion Row y pasamos por delante del histórico pub O'Donoghues Bar, llegando al parque de St. Stephen’s Green, nuestro favorito de la ciudad. El día estaba precioso y el parque estaba muy animado, lleno de jóvenes al sol y gente paseando. Aquel día iba de donuts, y nada más salir del parque hicimos parada en The Rolling Donut, situado en la esquina de la calle comercial de Grafton Street con King Street donde suele haber actuaciones callejeras. Nos dieron energía suficiente para seguir con la visita y llegamos al castillo de Dublín y el Dubh Linn Garden antes de ir al alojamiento.

Pasado el mediodía, fuimos a dejar las mochilas al Destiny Student Ardee Point, una residencia de estudiantes que también cumple la función de hotel. Descansamos antes de volver a salir para aprovechar lo que quedaba del soleado día. Recorrimos prácticamente todas las calles del centro y nos sorprendió el ambiente tan animado que había. Entramos en las galerías del mercado de George's Street Arcade, vimos la estatua de la famosa Molly Malone junto a la iglesia de St. Andrews, callejeamos por la preciosa Ann street, una bocacalle de Grafton Street, y cruzamos el Puente del Medio Penique, todo un símbolo de la capital irlandesa.

El ambiente que nos encontramos al otro lado del río no nos pareció agradable: había demasiada gente sin hogar en las calles, negocios cerrados y notamos cierta inseguridad. Llegamos a la mítica The Spine, el pirulí de Dublín, y empezamos a buscar algún sitio para tomar una cerveza y cenar, aunque la mayoría de sitios ya no servían comida (eran las ocho de la tarde) y los precios eran desorbitados. Finalmente, terminamos cenando dos hamburguesas bastante ricas en Bunsen, antes de volver al alojamiento. Podréis encontrar más información en nuestro artículo explicando por qué es tan caro Irlanda.

Día 2: aparece la lluvia en Dublín

Amaneció el cielo totalmente cubierto y estaba jarreando. Dicen que en Irlanda se experimentan las cuatro estaciones del año en un solo día, pero en este caso sólo tuvimos una: el invierno. Después de desayunar en el alojamiento, salimos a recorrer a pie otras zonas de Dublín y llegamos a la antigua cárcel de Kilmainham Gaol y los jardines del museo de Arte Moderno de Irlanda. Por el camino, pasamos por delante de la inmensa fábrica de cerveza Guinness y del Guinness Storehouse, el museo que cuesta 34€ al que no entramos.

Tras volver al centro y pasear un poco más bajo la lluvia, encontramos refugio en el bar Meltdown Cafe, donde disfrutamos de dos sándwiches calientes riquísimos a un precio asequible. Desde allí, continuamos callejeando e hicimos algunas compras para los preparativos del roadtrip que empezaríamos al día siguiente. Sin duda el mejor supermercado del país es el Dunnes, que nos ha dejado fascinados por su infinita variedad de productos y sus precios. Probablemente sea la mejor cadena de supermercados que hemos visto en el mundo.

Terminamos el día tomando una pinta que costó más de 10€ (sí, nada más y nada menos), en el Oliver St. John Gogartys, uno de los pubs más típicos de la zona Temple Bar y en el que hay música en directo a diario.

Día 4: recorriendo la costa sur

El día amaneció húmedo y lluvioso, pero eso no nos impidió poner rumbo a nuestro próximo destino, después de habernos puesto las botas con un increíble Full Irish Breakfast. La primera parada fue en la Abadía de Tintern, donde aprendimos acerca de las iglesias cistercienses que más adelante seguiríamos viendo por la isla. La entrada cuesta 5€ (9€ si incluye los jardines) y es muy recomendable. En un principio, nuestra idea era llegar al Cabo de Loop y visitar el faro, pero optamos por acortar la ruta. Hicimos una breve parada en Tramore, una localidad de playa bastante popular entre los irlandeses. Desde allí fuimos a la ciudad de Waterford que no tenía ningún interés en especial, y continuamos hacía la Copper Coast o Costa del Cobre.

Nos detuvimos en el mirador de Copper Coast Drive View point, donde disfrutamos de unas vistas espectaculares, e hicimos varias paradas en algunos acantilados y playas completamente desiertas. El Ballyvoyle Tunnel fue una de nuestras últimas paradas, un túnel en la Waterford Greenway que está repleto de casitas y amuletos dejados por la gente a los leprechauns (los típicos duendecillos irlandeses que habitan los bosques y traen buena suerte). La Waterford Greenway es una extensa ruta de más de 50 kilómetros perfecta para recorrer en bicicleta, el cual transcurre por viaductos de piedra, puentes y túneles de la antigua vía de tren que servían en la industria del cobre.

Después, hicimos una breve parada en el pintoresco pueblo costero Dungarvan; la vista del centro y del puente desde la entrada al pueblo es preciosa. Youghal fue otro de los pueblos de costa que nos recomendaron y por el que dimos un bonito paseo por el muelle. Nos dio pena que no tuviéramos más tiempo para visitar mejor la costa sur de Irlanda, que tiene más lugares con encanto de los que parece en un principio al organizar el itinerario por la isla.

Finalmente, sobre las seis de la tarde, llegamos a Cobh, un pueblo que se ha puesto muy de moda gracias a sus fotogénicas casas de colores alineadas delante de la iglesia. Para sacar la famosa foto hay que acercarse al parque West View Park, aunque ojalá hubiéramos tenido un dron; la panorámica desde el aire tiene que ser increíble. Disfrutamos mucho paseando por el casco antiguo, el pequeño puerto y sus calles empinadas. Cobh no nos defraudó, ¡en absoluto!

Ya para terminar el día, condujimos hasta la ciudad de Cork (tan solo a 15 minutos de Cobh) y fuimos directos al alojamiento Destiny Student de Cork. Nuestra estancia en Dublín había sido tan buena y asequible que optamos por su homónimo en Cork. No nos dio tiempo a visitar la ciudad, así que nos queda pendiente para la próxima ocasión.

Día 5: de Cork a Kerry

Amaneció nublado (aunque no nos podemos quejar del tiempo en general), y la primera parada fue en Kinsale, un pueblo costero con mucha vida y lleno de familias irlandesas. El casco histórico es de los más bonitos y merece la pena dedicarle al menos una hora. Desde allí condujimos hasta el pequeño pueblo de Timoleague y visitamos su abadía franciscana, para nosotros, una de las joyas ocultas del viaje. Nos encantó la tranquilidad y la sensación de ser los únicos turistas del lugar. La entrada a la abadía es gratuita y, si os pilla de camino, es una parada muy recomendable. Además de estas dos localidades, la costa está repleta de playas: Ichydoney, Kinsale, Red Strand…

Clonakilty fue nuestro siguiente destino, un pueblo famoso por sus pintorescas calles. Era viernes y había un animado mercado entorno a la iglesia. Sin embargo, Clonakilty estaba abarrotado de turistas y no fue una visita tan agradable como cabría esperar. (Opinión personal: los pueblitos irlandeses son bonitos, pero es la naturaleza y los paisajes lo que más nos ha gustado del viaje).

Ya inmersos en la Wild Atlantic Way**, nuestra idea era recorrer la región de Baltimore y la península de Beara, pasando por Allihies; sin embargo, la tuvimos que desestimar por falta de tiempo y cruzamos esta última directamente por el Healy Pass. La carretera atraviesa prados y montañas, ofreciendo unas vistas espectaculares de Beara. Continuamos por Kenmare (sin detenernos en la ciudad) y paramos brevemente en las playas Paradise Found y la de Derrynan.

Tras un largo trayecto en coche, llegamos a los impresionantes acantilados Kerry Cliffs, 30 minutos antes del cierre. Pudimos explorar tanto el lado derecho como el izquierdo de Kerry Cliffs y sacar algunas de las mejores fotos del viaje. A pesar de que el recinto cierra a las siete, nos quedamos más tiempo contemplando aquella maravilla a la luz del atardecer, completamente solos.

Volvimos a Portmagee, el pueblito cerca de los acantilados, donde dimos un pequeño paseo (y nos quedamos con ganas de cenar en uno de los acogedores pubs). Portmagee es la vía de entrada a la Isla de Valentia y, también, salen los ferris a Puffin Island para ver los frailecillos. Condujimos media hora más en coche hasta Dromid Hostel, un alojamiento en medio de la naturaleza de camino hacia Killarney, que sería nuestro destino al día siguiente.

**Wild Atlantic Way: es la épica carretera costera de 2.500 kilómetros, desde el extremo del condado de Donegal, hasta la agradable belleza de la ciudad de Kinsale, en el condado de Cork.

Día 6: Parque Nacional de Killarney y Península de Dingle

Madrugamos bastante y tras preparar el desayuno en el albergue, nos dirigimos al Parque Nacional de Killarney, donde teníamos prevista una caminata a la montaña de Torc desde la cascada. Os la dejamos el enlace de Wikiloc. 

Desde arriba, las vistas del parque son fantásticas, pero al bajar, nos encontramos con una cantidad excesiva de turistas, por lo que arrancamos el coche rápidamente y continuamos por la Wild Atlantic Way hacia la famosa Inch Beach. Allí paramos a comer y disfrutamos de la playa con la marea increíblemente baja. Una pena que la temperatura raramente supere los 20ºC en Irlanda.

Por la tarde, nos dirigimos al famoso pueblo de Dingle, que también estaba abarrotado y, tras un breve paseo, no tardamos en seguir nuestra ruta por la costa. A partir de aquí, empezamos a recorrer uno de los lugares más hermosos de todo el viaje: la costa entre Dingle y Dunquin. Os recomendamos que conduzcáis despacio y que paréis tantas veces como el tiempo os lo permita, aunque nuestros spots favoritos fueron: Ventry y su playa, Cashel Murphy y sus alrededores con vestigios muy antiguos, Ceann Sléibhe y el precioso mirador Radharc na mBlascaoidí / Blasket's View. Desde el centro de interpretación The Blasket Centre, comenzamos el camino de vuelta por la Wild Atlantic Way hasta nuestro siguiente B&B, Clonoughter Heights, ubicado entre  las localidades de Tralee y Limerick.

*Wild Atlantic WildEncontraréis esta ruta en cualquier lugar de Irlanda porque está representada por un símbolo de una ola azul

Día 7: ruta desde Cliffs of Moher hasta Galway

La encantadora anfitriona Suzanne nos aguardaba con un delicioso desayuno irlandés en la mesa. Probablemente ya lo habremos mencionado, pero es que la amabilidad y el buen trato en Irlanda han sido insuperables. 

Nos pusimos en marcha y para las diez estábamos en los acantilados de Moher. Sin duda, es el lugar más popular del país y hay que ir preparado para los miles de turistas que lo visitan cada día, especialmente los fines de semana. Aún así (y a pesar de los 12 euros que cuesta la entrada), estos espectaculares acantilados son un imperdible de cualquier ruta por Irlanda. Es recomendable caminar en cualquiera de las direcciones desde la entrada, ya que suele estar mucho más tranquilo y las vistas son mejores. Os dejamos aquí la ruta que seguimos con los puntos panorámicos.

Nuestro consejo es que no tengáis prisa y que disfrutéis de las vistas y de la naturaleza. No mucha gente baja al pasto en la zona norte de Moher (según se entra a mano derecha, descendiendo kilometro y medio hasta que termina el camino), desde donde se obtienen las mejores fotos de los acantilados. Algo parecido ocurre con la parte sur, con un sendero de 4 kilómetros hasta la torre defensiva.

Por la tarde, visitamos la solitaria abadía de Corcomroe, templo cisterciense del siglo XII, situada a medio camino entre Moher y Galway. El acceso es gratuito y mereció la pena acercarse para estar un rato en calma.

Llegamos a Galway y tras instalarnos en el B&B, salimos a recorrer las animadas calles y pubs. Galway es una ciudad de aspecto liberal, joven y transmite muy "buen rollo". La calle principal atraviesa el casco histórico y está repleta de pubs con un ambiente insuperable, el mejor que hemos visto en Irlanda. Nos acercamos a Claddagh, en el lado opuesto del río, para contemplar las vistas de la preciosa bahía de Galway.

Día 8: Connemara y la isla de Achill

Nos esperaba un largo día de ruta y alguna caminata, por lo que salimos temprano de Galway. Condujimos hasta el histórico pueblo de Cong, donde visitamos la abadía y paseamos por sus alrededores y el bosque. Nos encanto y, sinceramente, nos hubiera gustado tener más tiempo para descubrir mejor la zona de Cong.

Continuamos hasta Leenaun, un pueblito situado al fondo de un fiordo, desde donde la vista de Killary Harbour rodeada de montañas es una de las más espectaculares del país. Allí existe la posibilidad de hacer un tour en barco por el fiordo, aunque nosotros no tuvimos tiempo, y seguimos bordeando el fiordo hasta el famoso Parque Nacional de Connemara. Os dejamos la ruta circular en Diamond Hill que destaca por las vistas de un curioso paisaje de prados, montañas, fiordo y mil islotes (aunque había demasiada gente para nuestro gusto).

Por la tarde, de vuelta a Leenaun, hicimos una breve parada en la abadía de Kylemore, una de las postales típicas de Irlanda. Antes de conducir hasta la remota Isla de Achill (la más grande de Irlanda), visitamos la ciudad Westport, donde dimos un agradable paseo por la bahía y el puerto, y en Newport, cuya vista del puente de piedra y las casitas nos encantó. Desde allí, continuamos hasta el pueblito de Mulranny que cuenta con una playa amplia cuando la marea está baja

Por fin en la Isla de Achill, fuimos directos al alojamiento en Bunacurry; el B&B Monastery View, uno de los mejores del viaje. ¡Nos trataron increíblemente bien! Además, nos dieron recomendaciones de qué ver al día siguiente.

Día 9: explorando Achill y llegando a Donegal

Después de otro espectacular Full Irish Breakfast, salimos a descubrir la increíble Isla de Achill. Nuestra primera parada fue la playa de Keem, uno de los lugares más cautivadores del viaje. Se trata de una de las localizaciones donde se rodó la película de Almas en pena de Inishering, y desde allí, se puede seguir una ruta por los lugares más emblemáticos de la película. La siguiente parada fue el pueblo abandonado de Slievemore, un lugar en el que aprendimos sobre la hambruna que sufrió el país hace 170 años. Hoy en día, queda un cementerio lleno de ovejas, como todo el resto de la isla. Llegamos a la playa de Dugort, en el norte de Achill, y continuamos hasta la costa de Cloughmore donde vistas son espectaculares y es un buen broche final al recorrido por Achill.

El resto de la mañana transcurrió en el discreto Parque Nacional de Ballycroy. Allí, hicimos una pequeña caminata de 2 kilómetros llamada Claggan Mountain Coastal Trail, por un entorno muy curioso de tierra oscura, algas y un bonito paisaje de la bahía. Continuamos hacia el norte, pasando por los pueblos de Bangor Erris y Belmullet en el Condado de Mayo, y paramos brevemente en el mirador de Ceide Fields. En el lugar, hay un museo sobre los yacimientos megalíticos hallados en la zona (que no visitamos).

Nuestra última parada por la mañana fue Killala, un pintoresco pueblito enclavado en una bahía al extremo del condado de Mayo. Nos quedaba un largo camino hasta la ciudad de Sligo, cuyo centro estaba colapsado y no tenía ningún atractivo turístico. Desde Sligo hasta Donegal condujimos otra hora más y nos instalamos en el Haywoods B&B. Ya al atardecer, dimos una vuelta por la ciudad y compramos (por fin) algunos souvenirs. Cenamos y nos acostamos temprano.

Día 3: comienza la aventura por la isla

Madrugamos y nos acercarnos al aeropuerto lo antes posible para recoger el coche de alquiler que teníamos reservado desde hacia meses con la empresa Easirent (a un precio de 240 euros por 8 días, con seguro a todo riesgo). Nos recogieron en el mismo aeropuerto, ya que el coche estaba aparcado a 10 minutos, pero todo fue bastante rápido y en menos de una hora ya estábamos en la carretera rumbo a Glendalough, nuestra primera parada.

Recordábamos este lugar como uno de nuestros favoritos de nuestra visita a Irlanda hace ya quince años y ¡no nos defraudó! Conseguimos aparcar cerca del acceso, fuera del parking de pago, y desde allí empezamos una ruta circular preciosa (os dejamos el enlace a Wikiloc).

Primero, visitamos el antiguo pueblo de Glendalough con más de 1.400 años de antigüedad, que cuenta con pequeñas iglesias, el cementerio y las míticas torres de piedra. Desde allí hay dos kilómetros caminando hasta el lago de arriba, donde comienza la ascensión a The Spinc, una preciosa ruta de montaña que tiene las mejores vistas panorámicas de todo el valle. El sendero es circular y se atravisan varias pasarelas, prados y un río. El regreso es por un antiguo pueblo minero y un bosque junto al lago.

Comimos un sándwich y continuamos nuestro camino hacia el pequeño pueblo de Enniscorthy, donde dimos una breve vuelta. Eran las 6 de la tarde y estaba muy vacío, tampoco había turistas. Tened en cuenta que en Irlanda la mayoría de pueblos tienen zonas de pago para aparcar en el centro, aunque los precios no son muy elevados. 

Salimos de Enniscorthy para llegar a Killurin Lodge, nuestro alojamiento B&B para esa noche. Tras hacer el check-in, nos acercamos en coche a la localidad costera de Wexford donde dimos un agradable paseo. Pocos pueblos nos han hecho sentir tan en calma como Wexford. Pese a estar bastante desangelado y con muchos de los negocios cerrados, nos brindó un precioso anochecer desde el muelle con vistas a la bahía y pudimos sacar algunas de las mejores fotos del viaje. 

Día 10: Slieve League y la espectacular costa de Donegal

Tras otro estupendo desayuno en el B&B, condujimos una hora hasta el aparcamiento de Slieve League, pasando por el pueblo de Teelin. Se trata de uno de los montes más emblemáticos de Irlanda y, probablemente, nuestro favorito.  El ascenso es precioso, primero se llega a la plataforma con un mirador, y luego, hasta la cima. El día estaba muy ventoso y algo nublado, pero las vistas de los acantilados y la costa de Donegal nos dejaron sin aliento. Es posible hacer una ruta circular, o también, hace ida y vuelta por el mismo camino. El parking es de pago, y varía dependiendo del tiempo que vayáis a permanecer.

Tras descender, nos dirigimos al extremo oeste de Donegal hasta Malin Beg, por la Wild Atlantic Way que nos ha acompañado durante todo el viaje. Allí se encuentra la Silver Strand, una de las playas más alucinantes, y un pequeño embarcadero llamado The Uaig y la torre de señalización de la época de Napoleón.

Por la tarde, como nuestro vuelo salía de Dublín al día siguiente, condujimos hasta la ciudad de Boyle, donde paramos a hacer un picnic y visitamos la famosa abadía de Boyle. Desde allí, nos acercamos al lago de Key, un centro vacacional para los irlandeses muy agradable para dar un paseo por el bosque. Allí encontraréis campings y diversas actividades como tirolinas o paseos en barca. A última hora del día, retomamos la carretera hasta Longford, una ciudad a medio camino de Dublín, donde nos quedamos a dormir en otro fantástico B&B.

Día 11: Malahide Castle y vuelta a casa

La última mañana amaneció lluviosa, pero eso no nos impidió coger el coche y visitar Malahide Castle a las afueras de Dublín. Es uno de los lugares más visitados del país, ya que se encuentra muy cerca de la capital. Sin pagar la entrada al castillo, se pueden ver los jardines, el exterior de la abadía cisterciense y el castillo.

Nos acercarnos al Dunnes (nuestro supermercado favorito de Irlanda) a comprar por última vez, y fuimos a devolver el coche en Easirent, muy cerca del aeropuerto.