De la bancarrota al éxito económico: ¿por qué es tan caro Irlanda?

Irlanda fue el país más intervenido por la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional en la crisis global del 2008, evitando así su bancarrota y posibilitando un rescate en el que se cimentó el crecimiento económico desmesurado que ha tenido estos últimos años. Pero ¿es este crecimiento real y sostenible en el tiempo?

IRLANDA

La exposición de los bancos irlandeses a la estratosférica burbuja inmobiliaria, la importante crisis del crédito, el aumento desmedido del paro y de la emigración y el descenso inesperado de los ingresos fiscales son algunas de las razones por las que Irlanda se asomaba al abismo en los años 2007 y 2008. Por ponerlo en contexto, países como España, Portugal, Grecia o Chipre son algunos de los que tuvieron que ser rescatados por las autoridades europeas para evitar males mayores, pero ninguno recibió las inyecciones financieras que necesitó Irlanda.

Como sabréis, todo lo que sube baja, y el golpe (cuando hablamos de crecimientos por encima del 10% basados únicamente en el ladrillo, como era el caso de Irlanda) tuvo consecuencias terribles. El rescate produjo una deuda pública desorbitada y completamente inasumible para un país que, incluso hoy en día, es esencialmente rural y donde las infraestructuras siguen sin desarrollarse al nivel de otros países como Alemania, Francia o Reino Unido.

Fuente: Datosmacro

Un plan que lo soluciona todo, ¿hasta cuándo?

En la actualidad, Irlanda tiene un PIB per cápita de más de 95.000€. Por ponerlo en contexto, el de España es de aproximadamente 29.000€. Para que os hagáis una idea, en el año 1990 el PIB per cápita de Irlanda era de 10.000€ y el de España de 15.000€. Por lo tanto, ¿es Irlanda hoy en día casi cuatro veces más rico que España? La respuesta es muy sencilla: no. Aún y todo, Irlanda ha conseguido cambiar las estadísticas de toda la eurozona con su crecimiento exorbitante (aumentando más de un 5% incluso durante la pandemia Covid-19) y, en estos últimos años, ha continuado incrementado el PIB por encima del 10% anual, unos datos completamente inalcanzables para cualquier otro país. Esto también induce que para el Irlandés promedio sea muy barato viajar a cualquier lugar de Europa, como por ejemplo, venir de vacaciones a España. ¿Y cómo lo han conseguido?

El país puso en marcha un plan de liberalización y una rebaja de impuestos considerable para atraer una mayor cantidad de empresas extranjeras (tiene el impuesto de sociedades más bajo de Europa, con gran diferencia) y poder salir de la inminente bancarrota lo antes posible. A juzgar por los resultados, la iniciativa fue todo un éxito; Google, Meta, Amazon, Apple, Pfizer, Microsoft, Twitter, LinkedIn, Intel, Netflix, Paypal, Airbnb… Todas ellas (y muchas más) han establecido su sede europea en Dublín y tributan en Irlanda. Su altísimo volumen de negocio hace que los datos de la economía irlandesa se disparen, y con ello, la inflación del país es tremenda. En este momento, es normal que una pinta de Guinness cueste 9 euros (el triple de lo que costaba en nuestra primera visita, en el año 2010), o que los apartamentos también hayan triplicado su precio por metro cuadrado.

El sueño americano

Cierto es que la inversión de tantas y tantas multinacionales ha creado bastante empleo sostenible y de calidad y que los sectores tecnológico y farmacéutico han crecido exponencialmente en Irlanda; sin embargo, esto se ha centralizado casi exclusivamente en Dublín (que ha triplicado su tamaño) y los avances que cabría esperar en infraestructuras y servicios apenas se aprecian en el resto del territorio. Para que os hagáis una idea, en 2016, Apple trasladó sus activos de propiedad intelectual a Irlanda y el PIB creció un 26% ¡en un año! A día de hoy, Irlanda es el 2º país del mundo en inversión per cápita en tecnología y se siguen creando diariamente decenas de nuevas startups, para satisfacer la demanda de las multinacionales en este sector.

Es importante señalar que, en esta última visita (desde una perspectiva de turista), hemos percibido una americanización en la sociedad y el modo de vida irlandés. No es ningún secreto que, a lo largo de la historia, los irlandeses han generado un importante sentimiento de rechazo al mundo británico y a todo lo que guarde relación con el Reino Unido, a causa de las continuas invasiones y guerras ocasionadas. Esto, unido a la buena sintonía de Irlanda con Estados Unidos (más aún desde el establecimiento de numerosas multinacionales), han hecho que el estilo del país del trébol vaya cambiando poco a poco y se asemeje más al norteamericano. Eso sí, la americanización también ha traído graves problemas de los que muchos locales nos han hablado durante el viaje: falta de vivienda accesible, falta de transporte público en las ciudades principales (por ejemplo, Dublín no tiene metro y está muy colapsada), conexiones de tren antiguas y lentas, servicios de guardería y colegios carísimos y privatizados, uno de los peores sistemas de salud de la Unión Europea (costoso y deficiente), etc. En definitiva, Irlanda está viviendo el sueño americano, pero en cualquier momento, se podría convertir en una auténtica pesadilla.

Una burbuja con futuro incierto

Teniendo en cuenta todo lo anterior, los precios de la mayoría de bienes y servicios en Irlanda se han encarecido ridículamente, y gran parte de la población continúa viviendo en las mismas casas, los mismos pueblos y exactamente las mismas zonas rurales que, en general, no han padecido ningún cambio real en los últimos 15 años. Por poneros un ejemplo, los supermercados mantienen precios razonables (aunque más caros que en Alemania, Francia o Reino Unido), pero comer en restaurantes es absurdamente caro. Lo mismo ocurre con el alojamiento (que además cuenta con una oferta muy reducida), los precios de las grandes marcas de ropa o la tecnología. 

Pese a que las estadísticas lo sitúan al frente de Europa, en realidad, el país sigue estando a la altura de España, Portugal o Italia (como mucho) en casi todas las cuestiones, y no nos sorprendería que en algún momento relativamente cercano, Irlanda diga basta, ya que los niveles de educación superior (concretamente universitaria), formación y especialización de los irlandeses no van de la mano de la burbuja empresarial y de los elevados precios actuales.

Por último, queremos aclarar que, indudablemente, Irlanda es un país precioso que merece mucho la pena visitar, y tiene una historia apasionante y una cultura muy particular. Eso sí, para organizarlo de una forma económica, hay que estar preparado para comprar en supermercados, dejar de comer y cenar fuera habitualmente, y apretarse un poco el cinturón. Para más información de cómo visitarlo y organizar el viaje, por aquí os dejamos algunos consejos útiles.