Descubriendo Albania: dictadura, transformación y curiosidades

Albania ha pasado de ser un país cerrado herméticamente a un destino turístico en auge. Su naturaleza intacta, su historia intrigante y su gente acogedora lo convierten en un lugar que merece ser explorado. Después de haberla recorrido por más de 2 semanas os dejamos este artículo para acercaros un poco más a la historia y realidad actual de Shqiperia.

ALBANIA

Este pequeño país de los Balcanes ha sido testigo de una historia muy turbulenta, marcada por la dictadura de Enver Hoxha, un aislamiento extremo y una transformación sorprendente en los últimos años. Si visitáis el país enseguida os daréis cuenta de que hoy en día Albania es un destino emergente que combina playas paradisíacas, ciudades muy interesantes y un patrimonio cultural fascinante.

De una dictadura feroz al renacimiento

Albania estuvo bajo el mando del dictador comunista Enver Hoxha desde 1944 hasta su muerte en 1985. Durante su gobierno, el país vivió un aislamiento casi absoluto, similar al de Corea del Norte hoy en día. Para que os hagáis una idea, Hoxha llegó a romper relaciones con sus antiguos aliados de la URSS, Yugoslavia y China, cerrando sus fronteras y prohibiendo cualquier influencia extranjera en el país. La religión fue abolida y el ateísmo de Estado se impuso estrictamente, lo que llevó al cierre de todo tipo de iglesias y mezquitas.

Uno de los legados más visibles de esta época que encontraréis en cualquier esquina son los más de 170.000 búnkeres de hormigón esparcidos por todo el país, construidos bajo la paranoia de una posible invasión y que nunca se llegaron a utilizar con fines bélicos. Hoy en día, algunos de estos búnkeres han sido transformados en bares, museos y hasta en hoteles. Os dejamos por aquí nuestro artículo de Tirana, una ciudad donde podréis aprender un poco más de esta época en Bunk’Art 1 y 2.

Tras la caída del comunismo en 1991, Albania vivió un periodo de caos, con crisis económicas y sociales muy pronunciadas. El colapso de un sistema financiero basado en esquemas piramidales en los años 90 provocó numerosas revueltas en todo el país: hubo incesantes saqueos y el gobierno quedó al borde del colapso en varias ocasiones. Sin embargo, en la última década, el país ha experimentado una impresionante transformación que cuesta entender: las ciudades han sido renovadas, el turismo ha florecido y la economía ha mejorado notablemente, aunque hay que decir que nos da la sensación de que pasar del comunismo y hermetismo más extremo al liberalismo más desbocado tendrá sus consecuencias dentro de no mucho tiempo. Lugares como Tirana, Berat y Gjirokastër o la preciosa Riviera Albanesa se han convertido en atractivos destinos para viajeros de todo el mundo, y la verdad es que merecen muchísimo la pena.

Un país entre Europa y Oriente

Albania tiene una identidad cultural muy particular, con influencias tanto occidentales como otomanas. Su gastronomía, por ejemplo, es una fusión de sabores mediterráneos y balcánicos que nos encantó. Un plato imprescindible es el byrek, la típica empanada de hojaldre rellena de queso, carne o espinacas llamada bürek o borek en los demás países balcánicos. Otro clásico es el tavë kosi, un guiso de cordero con yogur, considerado el plato nacional, que está para chuparse los dedos.

Si de algo puede presumir el país es de su gente: la hospitalidad albanesa es legendaria y es común ser invitado a una casa para tomar un café o un raki, el licor tradicional, o ser recibido con dicho raki allá donde vayáis por el país. Además, nos contaron que el Kanun (un antiguo código de leyes no escritas) sigue influyendo en algunas zonas rurales del país, con normas sobre la venganza de sangre y el honor familiar, aunque afortunadamente en nuestro viaje no lo vivimos en primera persona.

Algo que nos sorprendió mucho es que el albanés es uno de los idiomas más antiguos de Europa y no se parece a ningún otro. En nuestros viajes por Bosnia, Croacia, Eslovenia o Serbia nos habíamos hecho a todos estos idiomas (se parecen muchísimo todos ellos), pero resulta que el albanés no tiene nada que ver. Se cree que proviene de las lenguas ilirias que se hablaban en la región antes de la llegada de los romanos y, aunque muchos albaneses hablan inglés o italiano (hay más de medio millón viviendo en Italia aún, descendientes de las familias que huyeron de la dictadura), el idioma oficial sigue siendo el shqip, con sus características letras ç, dh, gj y xh.

Datos curiosos de Albania antes de visitar el país:

  • El país de los Mercedes-Benz: a pesar de no ser una de las naciones más ricas de Europa, Albania tiene una de las tasas más altas de coches Mercedes-Benz per cápita. Se dice que muchos de estos vehículos llegaron al país de forma ilegal o poco convencional (por decirlo con suavidad) tras la caída del comunismo.

  • Búnkeres por todas partes: como mencionábamos antes, los búnkeres construidos por Enver Hoxha son uno de los iconos del país. Algunos han sido reconvertidos en galerías de arte, restaurantes o incluso en refugios para animales callejeros. También los encontraréis en las playas de la costa o en cualquier caminata que hagáis por la montaña: está todo plagado.

  • Un país sin McDonald's: a diferencia de casi todos los países de Europa, Albania no tiene franquicias de McDonald's. Sin embargo, se han ido creando numerosas cadenas locales que intentan imitar el estilo de la famosa hamburguesería y que encontraréis en todas las ciudades del país.

  • Un "hermano perdido" en Italia: existe una región en Italia llamada Arbëreshë donde se habla un antiguo dialecto albanés y se conservan tradiciones albanesas que datan del siglo XV, cuando refugiados huyeron de la invasión otomana. Se calcula que sólo en esa región siguen viviendo alrededor de 200.000 albaneses hoy en día.

  • La pirámide de Tirana: en el centro de la capital se encuentra una enorme pirámide de hormigón que fue construida como un museo en honor a Enver Hoxha. Tras la caída del comunismo, el edificio ha tenido varios usos y recientemente ha sido renovado como un centro cultural y de entretenimiento. Podéis leer más sobre Tirana en este artículo.

  • Playas de ensueño: aunque todavía no es tan conocida como Grecia o Croacia, la Riviera Albanesa tiene algunas de las playas más bonitas del Mediterráneo, como Ksamil, Dhermi o Himarë. Lo mejor es que todavía son mucho más asequibles y menos masificadas que otros destinos europeos.

  • La Suiza de los Balcanes: Albania es un país muy montañoso, mucho más de lo que nos esperábamos, con paisajes espectaculares ideales para el senderismo y la aventura. Los Alpes albaneses son conocidos por su belleza virgen y han sido apodados la Suiza de los Balcanes. Tenéis disponibles nuestras mejores recomendaciones para conocer los valles de Valbona y Theth en los Alpes Albaneses.

  • Una religión muy singular: a pesar de que la mayoría de la población es musulmana, el país es extremadamente laico, evidentemente también a raíz de la prohibición de la religión en la época comunista. En Albania, mezquitas, iglesias ortodoxas y católicas conviven hoy en día pacíficamente, y las festividades religiosas se celebran juntas en muchas comunidades.