Qué saber antes de viajar a Turquía

Recorrer este país por libre no es tan sencillo como puede parecer y es normal que surjan dudas al planificarlo. Es de gran ayuda tener claros varios aspectos antes de iniciar el viaje como el funcionamiento del transporte, la situación económica o ciertas costumbres. En este post, resumimos lo que ha de tenerse en cuenta para tener una experiencia enriquecedora y agradable.

TURQUÍA

Booking no funciona

Este punto va dirigido a los viajeros que prefieren ir reservando los alojamientos sobre la marcha y dar un poco de flexibilidad a su itinerario. Por conflictos con el pago de impuestos en el país, el famoso buscador de hoteles ha dejado de estar disponible para reservas realizadas desde el territorio turco (no hay problema si lo hacéis desde España). En su lugar, se pueden reservar alojamientos en las páginas Agoda o Trip.com, que son igual de efectivos. 

Si, por el contrario, se sigue prefiriendo utilizar Booking.com, es necesario utilizar VPN como CyberGhost (es la que tenemos nosotros), para poder conectarse a una red de otro país que tenga permitido hacer la reserva.

Mala conexión a internet 

Digamos que la conexión a internet en Turquía no es de las mejores. Durante todo el viaje, tuvimos muchos problemas con el wifi en la mayoría de hoteles y, con frecuencia, no logramos tener suficiente conexión (esto es especialmente importante para los que necesiten trabajar online desde Turquía). Asimismo, el 3G-4G tampoco funciona demasiado bien. Turkcell es la compañía principal del país y en muchos lugares la cobertura era bastante limitada. Recomendamos probar otras como Turk Telekom o Vodafone.

Clima muy variable

Turquía es un país grande, más del doble que Alemania, y tiene regiones con climas y paisajes muy diferentes entre sí. Dependiendo del itinerario que vayáis a organizar, os recomendamos que consultéis detenidamente cuál es la mejor época para visitar el lugar; por ejemplo, en verano hace demasiado calor en la Riviera Turca y la humedad es insoportable en Estambul, pero es el mejor momento para ir a la costa del Mar Negro y las montañas.

Es un país enorme

Con esto queremos incidir en que no se deben subestimar las distancias y, evidentemente, en 2 semanas es imposible recorrerlo todo. Cada región es diferente en cuanto al clima, la geografía y también sus antecedentes históricos, por lo que hay una inmensa variedad de actividades y lugares para visitar. Normalmente, hacen falta varios viajes a Turquía para conocerla en profundidad.

Evitar sacar dinero

La cantidad de cajeros automáticos que hay en Turquía es muy superior a la del resto de países que hemos visitado. Sin embargo, el tipo de cambio que aplican todos ellos es pésimo; en general, la pérdida es casi del 10% con respecto al cambio real.

Os recomendamos que llevéis euros en efectivo y utilicéis las casas de cambio; aunque el cambio tampoco es el ideal, las pérdidas rondan el 4-5%. Además, si solamente visitáis zonas turísticas como la Capadocia, Estambul o la Riviera Turca, prácticamente todo se puede pagar con tarjeta, y no hay necesidad de tener mucho dinero en efectivo.

Inflación descontrolada

La inflación que ha sufrido Turquía en los últimos cinco años es una de las mayores del mundo. Los salarios han crecido mucho, pero los precios lo han hecho aún más. Actualmente, encontraréis cervezas y cafés por 4€, y los restaurantes son bastante caros, especialmente en las regiones turísticas.

Aunque lo más desorbitado son los precios para acceder a las atracciones principales en la capital; por ejemplo, Santa Sofia y la Torre de Gálata 30€ y el palacio de Topkapi 42€. (Tenemos un artículo con lo mejor para hacer GRATIS en Estambul). Ya no es el país barato que era antes de la pandemia del COVID-19...

Desabastecimiento en supermercados

Entendednos bien: con esto no queremos decir que falten productos de primera necesidad o que el país esté sufriendo los efectos de la crisis, sino que en las cadenas de supermercados principales (Migros, Sok, BIM, A101 y Carrefour), echaréis de menos muchos productos y marcas habituales en Europa. Estos supermercados, aunque es cierto que son muy económicos, generalmente, carecen de carnes, pescados y de productos frescos como frutas y verduras. Es complicado hacer una compra como si estuvierais en casa.

Transporte público excelente

En Turquía, los pequeños autobuses regionales conocidos como Dolmuş,  están a la orden del día. Se pueden utilizar para llegar casi a cualquier lugar, por muy remoto que sea; además, las frecuencias y conexiones entre ellos son bastante buenas. A veces, para ir de una región a otra hay que coger varios y hacer más de un transbordo, pero no es habitual tener que esperar mucho tiempo.

Por otro lado, para trayectos de mayores distancias existen muchísimas empresas de autobuses grandes y cómodos. La mayoría no se pueden reservar por internet y es común que incluso cueste encontrar la página web. En ese caso, recomendamos acudir directamente a la estación de autobuses, donde siempre se consigue encontrar alguno.

*No hay muchas empresas de alquiler de coches y suelen tener unos precios muy altos, por lo que os recomendamos el transporte público para recorrer grandes distancias.

Avión a la Capadocia

Es uno de los lugares más famosos y visitados de Turquía, el cual se encuentra muy lejos del resto de zonas turísticas; a 9 horas en autobús desde Antalya, en la costa turca, y a 12 desde la capital. Lo más cómodo y que recomendamos es ir directamente en avión desde Estambul, que solamente tarda 1 hora (cuesta aproximadamente 100 euros).

Casi nadie habla inglés

La comunicación con los turcos es complicada, probablemente la que más nos ha parecido de todo Europa. No os cruzaréis con demasiada gente que sepa inglés (ni siquiera los jóvenes), a excepción de las zonas ultra turísticas donde si suelen defenderse. Frecuentemente, tuvimos que utilizar el Google Traductor y el maravilloso Google Lens para poder comunicarnos y descifrar carteles o menús de restaurantes.

Muy seguro, pero sucio

A pesar de lo que pueda parecer, Turquía entra en la lista de países más seguros en los que hemos estado. Y sí, lamentablemente, apenas se mantienen la limpieza y el orden (todo lo contrario a los países árabes); hay muchos perros callejeros, basura acumulada en las sucias calles y todo está bastante descuidado en general. Incluso los lugares históricos bonitos están llenos de carteles enormes con palabras en turco, fotos y luces, que restan gran parte del encanto.

Variedad cultural limitada

Antes de ir a Turquía, conocíamos muy poco y nos esperábamos un país heterogéneo con culturas, tradiciones y gastronomías diferentes; sin embargo, descubrimos que es bastante similar entre casi todas sus regiones y que no es tan diverso. Lo más extendido es el ultranacionalismo, y después de hablar con gente local y haberlo vivido de primera mano, nos da la sensación de que la progresiva islamización ha propiciado la estandarización del país. Una diferencia importante puede ser que Estambul es llamativamente más conservador de lo que esperábamos; en cambio, la costa turca es muy parecida a Grecia y mucho más moderna y liberal.

Por otro lado, nos ha dado la impresión de que siguen completamente anclados en la época de Atatürk, padre de la patria turca de comienzos del siglo XX; de hecho, todas las ciudades y pueblos (por muy pequeños que sean), están repletas de fotos, esculturas y homenajes al expresidente.

El desayuno era nuestra comida

Se suele desayunar bastante tarde (entre las 9 y las 12), es muy abundante y predomina lo salado: aceitunas, tomates de ensalada o asados, verduras, patatas, huevos (es típico el menemen, muy parecido al pisto o la shakshuka), panes, quesos similares al feta, aceite, etc. Nosotros siempre aprovechamos los desayunos para hacer la gran comida del día.

Cuidado los fines de semana

Los sábados y domingos todo se llena muchísimo de gente, en su mayoría turcos que están de turismo nacional. Os recomendamos evitar los lugares más turísticos durante el fin de semana.