Itinerario de 1 semana por Madeira
Planificar una buena ruta por la isla principal del archipiélago es fundamental a la hora de organizar el viaje, aunque puede llevar bastante tiempo. Os dejamos nuestro itinerario completo de ocho días por Madeira, para que os sirva de inspiración y así poder facilitaros la tarea.
MADEIRA
Día 1: llegada a Funchal
Aterrizamos por la noche en uno de los aeropuertos más peligrosos del mundo, el Aeropuerto Cristiano Ronaldo de Madeira. La llegada fue sencilla y cogimos el autobús lanzadera hasta el centro de Funchal (los precios son 5€ ida, 8€ ida y vuelta), en aproximadamente 25 minutos. Aquí podéis consultar precios y horarios. Nos alojamos por una noche en el céntrico Hotel Zarco, ya que era de los pocos que disponía de recepción abierta las 24 horas.




Día 2: alquiler de coche y costa sur de Madeira
A la mañana tras desayunar en el hotel, fuimos andando por el largo paseo marítimo de Funchal hasta la agencia de alquiler de coches Insularcar, a unos 3 kilómetros del centro. Los trámites fueron rápidos y recogimos el pequeño Fiat Panda que nos acompañaría durante los próximos seis días recorriendo la isla.
Nos dirigimos a Ponta do Sol, nuestra primera parada; un pueblo precioso en la costa, tan fotogénico como auténtico. Fuimos en abril y el mar estaba bastante bravo, y las olas ofrecían un espectáculo al romperse contra las escarpadas rocas. Intentamos llegar hasta la cercana cascada Dos Anjos; sin embargo, el túnel de acceso estaba cerrado y no conseguimos verla. Antes de salir del pueblo, probamos los típicos y deliciosos bolos de caco, en la Pastelaria Pizzaria Sol Doce.
Al mediodía, hicimos una ruta de 11 kilómetros por la preciosa Levada do Moinho. Las vistas del valle son maravillosas y, pese a la ligera lluvia, disfrutamos mucho del camino que trascurre paralelo a una levada (canales de agua creados en el siglo XVI para transportarla por la isla), atravesando varias cascadas y túneles. Si estáis interesados en hacer senderismo, os recomendamos nuestro artículo de mejores rutas de Madeira.




Día 3: punta de Sao Lourenço y costa norte
Gracias a que el tiempo había mejorado, nos pudimos acercar a la Punta de Sao Lourenço, y hacer una de las rutas más populares de la isla. Es un camino de 7 kilómetros que trascurre muy cerca de escarpados acantilados, donde el paisaje es muy diferente y no tiene tanta vegetación como el resto de Madeira, seguramente a causa del fuerte viento. Las vistas del océano son espectaculares, especialmente si se va al amanecer. Desde allí, nos dirigimos al bonito pueblo de costa Porto da Cruz, ubicado en un enclave precioso entre el mar y las montañas . Os recomendamos parar en el Miradouro da Portela desde donde se obtienen las mejores vistas del pueblo y su enorme peñón.




Dia 4: Pico da Cruz, Serra de l’Agua y Sao Vicente
Después de desayunar en el hostal, cogimos el coche para acercarnos al pueblo de Eira do Mourao. Habíamos encontrado de víspera una caminata de unos 10 kilómetros en Wikiloc, saliendo desde el bar Fontes hasta el mirador de Chao dos Terreiros. Las vistas son magníficas y disfrutamos de la ruta totalmente en solitario. Al terminar, condujimos a través del valle de Serra de l’Agua, por una carretera llena de curvas y cuestas entre las montañas. Os recomendamos los miradores de Terra Grande y Pico da Murta. Llegamos a Sao Vicente, que para nosotros, es el pueblo más bonito de Madeira.
En Sao Vicente, comimos unos riquísimos bolo de caco en la Padaria do Calhau. Desde allí, continuamos andando por la costa y cogimos el desvío por la antigua carretera de Ribeira do Inferno. El entorno es espectacular y hay que cruzar por unos puentes y túneles abandonados. Es una de las rutas más originales que se pueden hacer en la isla. Volvimos a Sao Vicente para ir a nuestra última parada del día: la Levada Faja do Rodrigues. Este sendero de 7 kilómetros transcurre por un frondoso bosque y pasa por varios túneles largos de poca altura. Lo mejor que no nos cruzamos prácticamente a nadie. A nuestro regreso a Funchal, aprovechamos para tomarnos unas buenas cervezas.






Día 5: levada Alecrim y costa oeste
A primera hora fuimos a la Levada Alecrim donde hay uno de los senderos más populares: 7 kilómetros cuesta abajo a través de un bosque, hasta llegar a la cascada cascada do Risco. Nosotros optamos por hacer un camino más largo, y primero, subimos al Miradouro da Barragem do Pico da Urze. Pese a la cantidad de gente que suele haber, la visita merece la pena, aunque es mejor ir muy temprano.
Después, condujimos hasta los acantilados de Achadas da Cruz, en el extremo oeste, donde se puede bajar andando hasta la costa y subir en teleférico al mirador. Cerca de allí sen encuentra el Miradouro do Ponta da Ladeira que no suele estar tan concurrido, y para nosotros, es el más espectacular de Madeira. Paramos también en Ponta do Tristão, otro lugar increíble en el que disfrutar del paisaje en absoluta tranquilidad.
Día 6: trekking de Pico Arieiro y Curral das Feiras
Salimos temprano de Funchal y condujimos media hora hasta llegar al aparcamiento. El sendero desde el Pico Arieiro hasta el Pico Ruivo, el más alto de Madeira con 1.861 metros de altitud, tiene un total de 15 kilómetros (ida y vuelta). Debido a su desnivel acumulado, es de los más duros que hay para hacer; sin embargo, las vistas de toda la isla desde lo alto compensan con creces el esfuerzo. ¡Os lo recomendamos totalmente!
Por la tarde no hicimos ninguna ruta más, pero visitamos el pueblo de interior Curral das Feiras, aislado y cuyo entorno, frente al Valle del Pico Grande, es inigualable. A través de unas curvas difíciles de olvidar, llegamos en coche hasta el Miradouro Eira do Serrado desde donde se obtiene la mejor panorámica del valle. Después, de camino de vuelta a Funchal, hicimos una parada en la Praia Formosa y fuimos andando por la costa hasta Cámara de Lobos. Es un paseo relativamente nuevo y lo podéis hacer si visitáis este pueblo. Una vez en el área de Funchal, fuimos al Miradouro Pico dos Barcelos para contemplar toda la ciudad, construida de forma sorprendente en las ladera de una enorme montaña. Terminamos el día en el restaurante O Rústico, con una cena excelente de pescado y unos bolos de caco de otro mundo. La verdad que nuestro amor por la gastronomía de Madeira iba en aumento.




Día 7: Caldeirao Verde y miradores del norte
No nos quedaba mucho en la isla y aún teníamos pendiente la levada más popular: Levada do Caldeirao Verde. Es una ruta muy bonita de 14 kilómetros que nos encantó por el entorno de bosques frondosos y su impresionante cascada al final. Pese a la cantidad de senderistas que suele tener, merece muchísimo la pena.
Después de terminar, paramos en el Miradouro Lombo do Pico, recientemente renovado y perfecto para hacer un picnic. Tomamos la serpenteante carretera por toda la costa, que pasa por Punta de Sao Jorge y Ponta Delgada, y llega hasta el pueblo Sao Vicente. Probablemente esta sea la más bonita de Madeira, en la que destaca el Miradouro da Beira da Quinta, que tiene unas vistas impresionantes de la costa norte. Pasamos el resto de la tarde en Sao Vicente antes de regresar a Funchal.




Día 8: Funchal
La última mañana que disponíamos de coche aprovechamos para conocer parte de la costa sureste de Madeira. Nos acercamos al Miradouro do Pinaculo, pasamos por el Miradouro das Neves y llegamos al famoso Cristo Rei, una escultura al borde del mar, similar al Cristo Redentor en miniatura.
Devolvimos el coche y fuimos a recorrer Funchal a pie. Quizá no es la ciudad más bella del mundo, pero sí tiene bastante encanto y es perfecta para recorrerla en 1 o 2 días. Dimos una agradable vuelta por el Parque Santa Catarina, el paseo marítimo y el puerto. Nada más entrar en el casco histórico, hicimos una parada en la tasca de A Tendinha, un establecimiento del que os recomendamos el bacalao, de cualquiera de las maneras que lo preparan. De postre, nada mejor que unos Pasteis de Nata en la cafetería NATA 7.
Por la tarde, visitamos el famoso Mercado dos Lavradores de Funchal, que nos pareció bonito, pero demasiado montado para los turistas. Continuamos hacia el Forte de São Tiago, a orillas del mar, cerca de la zona bohemia con bastante ambiente joven. No podíamos irnos de sin probar la Casa do Bolo do Caco, situado en plena rambla de la capital. Fue la mejor forma de despedirnos de una isla que nos sorprendió gratamente y a la que esperamos volver algún día.




Día 9: regreso con escala en Lisboa
El autobús para llegar al aeropuerto salía desde la avenida junto al paseo marítimo y tardó media hora en hacer el trayecto. El avión a Lisboa era muy temprano, y tras una escala de varias horas en la que tuvimos tiempo de pasear por la zona nueva de la capital, cogimos el segundo que nos llevó a Bilbao.




Después de comer, nos encaminamos hacia Faial, uno de los pueblos más antiguos de la isla, cuyo entorno es también de película. Cerca de allí, encontraréis el Miradouro do Guindaste, desde donde paisaje de acantilados, montañas y el mar es increíble. Continuamos hasta Santana, uno de los pueblos más visitados, el cual no nos gustó demasiado; estaba lleno de turistas visitando las casitas antiguas de Madeira, hoy en día reconvertidas en tiendas.
Pasada media tarde, llegamos a la Levada dos Balcoes, un breve recorrido de de 3 kilómetros que termina en un mirador espectacular en medio de las montañas. Al regresar a Funchal, callejeamos por el casco histórico y cenamos en el Restaurante Taberna Ruel, sin duda uno de los mejores del viaje. Incluso tuvimos la oportunidad de probar las famosas lapas a la brasa, un manjar muy típico de Madeira.










Por la tarde continuamos la ruta por la costa sur hasta Ponta do Pargo, que tiene una de las panorámicas más conocidas de la isla. Justo en el lado opuesto, está el mirador de la cascada de Garganta Funda, cuyas vistas son aún más impresionantes. Tras hacer una breve parada el Cabo Girao, un acantilado de casi 600 metros que suele estar muy concurrido, nos acercamos al precioso pueblo pesquero Cámara de Lobos. Allí vimos el atardecer, y dimos una vuelta por su coqueto casco histórico, repleto de bares en la costa y con mucho ambiente local. Volvimos a Funchal casi de noche y nos instalamos en el FX Pena para los siguientes días.
Por la tarde, visitamos el pueblo Porto Moniz y dimos un paseo por las famosas piscinas naturales, situadas al borde del mar. Nos pareció demasiado turístico y que no tenía especial encanto, así que continuamos hasta Seixal, el siguiente pueblo de la costa, que es mucho más autentico y uno de nuestros favoritos. Las vistas del pueblo desde cualquier lugar son preciosas, y el mejor plan es llegar hasta la playita del puerto de Seixal. Desde allí, os podéis acercar al Mirador del Velo de la Novia, una cascada espectacular que no se deja ver fácilmente.