Una joya oculta en la costa caribeña de Guatemala

Livingston es un destino que nos conquistó con su mezcla de naturaleza, cultura y ambiente caribeño. Pese a no ser uno de los puntos más visitados del país, es uno de los lugares que recordamos con más cariño y un destino perfecto si buscáis una experiencia diferente dentro de Guatemala. En este artículo os contamos todo lo que tenéis que saber para planificar vuestra visita a este lugar tan especial. ¡A disfrutar de la aventura!

GUATEMALA

Estábamos ansiosos por conocer Livingston, pues habíamos oído maravillas sobre su mezcla de influencias africanas, caribeñas e indígenas, pero la realidad superó nuestras expectativas. Es curioso que, en general, los turistas visitan Guatemala por sus espectaculares ruinas, su herencia colonial y sus paisajes llenos de lagos y selva, pero suelen preferir las playas de Belice para el final del viaje. Nosotros optamos por recorrer este edén de costa y fue la mejor decisión del viaje. Si queréis saber por qué, aquí os dejamos algunos lugares y planes imperdibles para que os entre el gusanillo y podáis planificar unos días inmejorables en Livingston.

La cultura garífuna, el alma de Livingston

Lo primero que notaréis al llegar a Livingston es que su ambiente es diferente al del resto de Guatemala. Esto se debe a su comunidad garífuna, descendientes de africanos esclavizados que llegaron a la región en el siglo XVIII. Su cultura es un pilar fundamental del pueblo, reflejada en su música, sus coloridas celebraciones y su gastronomía única. No podéis iros sin probar el tapado, un delicioso guiso de mariscos con leche de coco y plátano, y sin disfrutar de un espectáculo de música y danza garífuna en alguno de los bares frente al mar.

Livingston tiene un encanto especial, con un ritmo pausado y un aire caribeño que os atrapará desde el primer momento. Aunque el pueblo es pequeño, hay varios rincones que no os podéis perder:

Siete Altares

Un conjunto de piscinas naturales y pequeñas cascadas en plena selva. Es un lugar perfecto para daros un baño en agua dulce y conectar con la naturaleza. Se puede llegar caminando por la playa (unos 40 minutos desde el centro), que es lo que hicimos nosotros al atardecer, cuando menos gente había, o también os podéis acercar en lancha, aunque os recomendamos lo primero. Lo mejor es ir después de la temporada de lluvias, cuando hay más agua. Para entrar, tendréis que atravesar una casa particular que es la que gestiona el lugar, y donde suele haber que pagar una pequeña entrada.

Kayak por la Boca Barra de Rio Dulce

En el propio alojamiento podréis coger un kayak (casi seguro) y explorar las inmediaciones de Livingston a vuestro aire. Esta es, sin duda, una de las mejores experiencias, ya que en la desembocadura del Río Dulce encontraréis pequeñas entradas hacia manglares como la que os indicamos en el siguiente mapa y un paisaje muy pero que muy auténtico. Preguntad en vuestro alojamiento para poder organizaros bien, tener claro el recorrido y no perderos. A buen seguro os ayudarán.

Playa Blanca, el paraíso escondido

Si hay una excursión que sí o sí debéis hacer en Livingston, es la visita a Playa Blanca. Este rincón paradisíaco se encuentra a unos 30 minutos en lancha y es el lugar ideal para relajaros en sus arenas blancas y aguas cristalinas. A diferencia de las playas del propio Livingston, que suelen ser más rocosas, Playa Blanca es perfecta para nadar y descansar bajo las palmeras.

La excursión es fácil, pero accesible solo en lancha. Se suelen poder contratar dos tipos de actividades: de medio día o de día completo. Para llegar, podéis contratar un tour desde el puerto de Livingston que sale desde aquí o hablar directamente con los lancheros locales. Incluso en el mismo alojamiento en el que os vayáis a quedar os pueden dar algo de información u organizar ellos mismos la salida. Algunas excursiones combinan Playa Blanca con una visita a los Siete Altares, un conjunto de piscinas naturales en medio de la selva donde podéis daros un chapuzón en agua dulce, pero al que también podéis llegar caminando como os acabamos de comentar.

Tomaros una cerveza al atardecer en el Restaurante El Pelícano

Desde el centro de la ciudad, podéis recorrer la kilométrica playa hasta Siete Altares como os hemos indicado previamente. La mejor idea para la vuelta es detenerse en el Restaurante el Pelícano, que ofrece una de las mejores panorámicas de Livingston. Allí podéis tomaros una cerveza e incluso cenar un tapado o algún platillo que os apetezca alejados de la multitud y en un entorno maravilloso. Uno de los lugares que más paz nos transmitió y en el que más libres nos sentimos.

El muelle, el malecón y la Iglesia de Livingston

La zona del muelle es el corazón del pueblo, donde llegan y salen las lanchas, y donde encontraréis restaurantes con vistas al mar. Un paseo por el malecón al atardecer es una de las mejores maneras de empaparse del ambiente local. La iglesia es un edificio sencillo pero con mucha historia; es interesante ver cómo el catolicismo y las tradiciones garífunas han creado una mezcla única en esta comunidad y han convivido durante tantos años en paz y armonía.

Río Dulce y el Biotopo Chocón Machacas

Si llegáis a Livingston en lancha desde Río Dulce como nosotros, el recorrido en sí mismo es una atracción imperdible. Pasaréis por acantilados de piedra caliza cubiertos de selva, aguas termales y un santuario de aves. La verdad es que todo el recorrido entre Río Dulce y Livingston es como estar en una película, con los sonidos de las aves, los gigantescos acantilados y la sensación de estar descubriendo único en el mundo, además de muy poco explorado. Si tenéis tiempo, podéis explorar el Biotopo Chocón Machacas, una reserva natural donde es posible ver manatíes. Avisamos de que las fotos no hacen justicia a semejante espectáculo de la naturaleza.

Cómo llegar y dónde alojarse

A Livingston solo se puede llegar en barco, lo que le da un aire aún más especial. La ruta más común es desde Río Dulce, donde salen lanchas diarias desde el muelle municipal en la ubicación que adjuntamos aquí o con operadores turísticos. El recorrido dura aproximadamente 1h30 y como decimos, es un viaje espectacular a través del cañón del Río Dulce, rodeado de acantilados cubiertos de selva, aves exóticas y pequeñas comunidades a la orilla del agua.

  • Comprad los boletos en el muelle de Río Dulce en la siguiente ubicación o a través de vuestro hotel (a veces suele ser posible). Las salidas suelen ser por la mañana.

  • No os perdáis las vistas en el camino: empezaréis pasando frente al fotogénico Castillo de San Jorge para continuar surcando las aguas repletas de acantilados boscosos, aguas termales, manglares y hasta un santuario de aves.

Nosotros nos alojamos en el Hotel Casa Nostra y no podríamos haber estado más a gusto. Es un lugar acogedor con un ambiente relajado, habitaciones cómodas y un restaurante donde preparan unas pizzas riquísimas. Además, el personal y el dueño son muy amables y os ayudarán con cualquier duda sobre excursiones y transporte. Por ejemplo, en nuestro caso nos dejaron un kayak para poder hacer la excursión por los manglares por nuestra cuenta, y fue un puntazo. Sin duda, una opción ideal para disfrutar al máximo de Livingston.

Mejor época para visitar Livingston

Este es un destino que se puede visitar durante todo el año, pero la mejor época es en la temporada seca, de noviembre a abril, cuando hay menos lluvias y el clima es perfecto para disfrutar de las playas y excursiones.

  • Temporada seca (de noviembre a abril): Ideal para pasear, hacer tours y disfrutar de la costa sin preocupaciones.

  • Temporada de lluvias (de mayo a octubre): el paisaje es aún más verde y exuberante, aunque las lluvias pueden ser intensas en algunos momentos del día.