Un viaje por el Salar de Uyuni y sus maravillas

Ubicado en el altiplano boliviano, el Salar de Uyuni es uno de los paisajes más icónicos y surrealistas del mundo. Se trata de un mar de sal que abarca más de 10,000 kilómetros cuadrados, nada más y nada menos que el salar más grande del mundo. En este post os contamos nuestra experiencia recorriendo la zona y os recomendamos los lugares más emblemáticos del lugar. ¡Acompañadnos en su descubrimiento!

BOLIVIA

El Salar de Uyuni es uno de los lugares que más nos han emocionado en nuestros viajes por Latinoamérica. Pero el encanto de Uyuni va mucho más allá del salar, como iréis viendo a medida que avancemos a través de su inmensidad: los alrededores ofrecen una diversidad de paisajes que van desde lagunas coloridas y montañas volcánicas hasta bosques de piedras y desiertos rocosos. La región es rica en historia ancestral y biodiversidad, y está habitada por flamencos, vicuñas, y alpacas que han adaptado sus vidas a este duro clima altiplánico.

Durante la temporada de lluvias, el salar se convierte en un espejo gigante que refleja el cielo y crea un espectáculo visual único, lo que hace de Uyuni un destino turístico emblemático y una joya natural de Sudamérica. Sin embargo, nosotros lo visitamos en la temporada seca, y aunque no tenía demasiada agua, la experiencia siguió siendo magnífica.

Explorar el salar y sus alrededores en un tour de varios días permite sumergirse en la impresionante geología, cultura y naturaleza de este remoto rincón de Bolivia. Se puede contratar en el mismo pueblo de Uyuni; nosotros os recomendamos la empresa Tito Tours, una maravilla de servicio, precio y con todas las comodidades que uno puede pedir en un lugar tan remoto como este. A continuación os compartimos nuestro itinerario de tres días por esta región, destacando cada uno de los lugares fascinantes que visitamos en el camino para que os sirva de inspiración:

Día 1: Salar de Uyuni, reflejos infinitos e Isla Incahuasi

El primer día del tour se inicia en Uyuni, y la primera parada nos lleva a un lugar histórico: el Cementerio de Trenes en Colchani. Aquí, las antiguas locomotoras y vagones oxidados descansan en medio del desierto, evocando los tiempos en que el ferrocarril fue fundamental en la industria minera de esta región. Este sitio nos da una primera impresión de cómo el tiempo y el abandono han transformado estos vestigios en un paisaje peculiar donde no podréis parar de sacar fotos.

Poco después, nos empezamos a adentrar en 4x4 por el propio Salar de Uyuni. Su enorme extensión de sal blanca parece no tener fin, y es difícil saber dónde comienza y termina el horizonte. La sensación de caminar sobre una superficie completamente blanca y reflejante es única. ¡Vais a alucinar! El suelo se convierte en un espejo natural que juega con el cielo, dando la impresión de estar caminando en el aire. Aquí aprovechamos para hacer las clásicas fotos con perspectiva, algo casi obligatorio en este paisaje surrealista, y disfrutar de uno de los atardecer más bonitos del mundo.

Día 2: lagunas increíbles y el volcán Ollagüe

En el segundo día, nos dirigimos hacia una serie de lagunas y miradores que nos vuelven a demostrar la inmensidad del lugar y la diversidad de los paisajes de esta región. Los recuerdos que guardamos de Uyuni son alucinantes. La primera parada es en distintos puntos de las vías del tren, con los volcanes al fondo y una paz y tranquilidad insólitas. Uno de los puntos más impresionantes de esta jornada es el mirador del Volcán Ollagüe. Desde aquí, se puede ver el volcán activo en la distancia, con su cumbre cubierta de nieve y algunas fumarolas que se elevan al cielo (en nuestro caso no las vimos). Este mirador ofrece una perspectiva privilegiada de la fuerza geológica que ha dado forma a esta región y se convierte en un lugar ideal para detenerse y contemplar, una vez más, la naturaleza en su máxima expresión. La Laguna Cañapa suele ser la siguiente parada, un lago de aguas cristalinas y entorno volcánico donde es común ver flamencos. El color de la laguna va cambiando con la luz del sol, y la combinación de las aguas con las montañas nevadas de fondo es muy pintoresca.

Continuando un poco más, llegamos a la Laguna Hedionda, conocida por su alta concentración de azufre y sus aguas coloridas que varían entre tonos de azul y verde. Esta laguna es nuestra favorita de todo el viaje, ya que también es hogar de flamencos y otros animales que sobreviven en este entorno tan inhóspito. Los reflejos de este lugar hacen que os sintáis en un mundo de brujería, el paisaje se vuelve totalmente irreal. Observamos multitud de aves moverse tranquilamente en el agua y su comportamiento salvaje en estas lagunas, lo que le añade aún más encanto a la experiencia.

Para finalizar el recorrido, exploramos el Parque del Desierto de Piedra, donde formaciones rocosas talladas por la erosión del viento se alzan solitarias en el desierto. Cada roca parece una escultura natural, y su aislamiento en el paisaje árido añade un toque dramático a la escena. Si tenéis suerte, veréis familias de marmotas tanto en este punto como en el siguiente del tercer día.

Pero antes de eso nos queda llegar a la mítica Plaza de las Banderas después de cruzar el pueblo de Colchani y hacer unas fotos en la escultura de sal de la mítica prueba del Rally Dakar, que ha cruzado ya en varias ocasiones el desierto de sal. Justo después de eso, en el corazón del salar, llegamos a la Isla Incahuasi, que suele ser una de las últimas paradas del día. Esta isla os sorprenderá al estar cubierta de cactus gigantes que alcanzan hasta los 10 metros de altura y parecen desafiar el desierto de sal que los rodea. Un paisaje tan extraño y único que os dejará boquiabiertos. Desde la cima de Incahuasi, las vistas panorámicas del salar os darán una perspectiva inolvidable de esta maravilla natural. En días despejados, podréis ver cómo las montañas al fondo se reflejan en el salar, añadiendo otra dimensión al paisaje. Es sencillamente impresionante.

Día 3: valles y cañones andinos, lagunas y formaciones rocosas de otro mundo

El tercer y último día nos comenzamos a adentrar en los paisajes desérticos y las formaciones rocosas que rodean el salar, comenzando por el impresionante Cañón de Alota. Antes de hacer el viaje, no pensábamos que el Salar de Uyuni ofreciera semejante variedad de paisajes, la verdad. Este cañón, por ejemplo, es famoso por sus rocas erosionadas y sus acantilados, que crean un laberinto natural ideal para hacer buenas fotos y explorar a pie el lugar. El cañón muestra la fuerza del viento y el tiempo, con formaciones que desafían la gravedad y parecen surgir del suelo de manera inesperada. ¡Todo un espectáculo!

Otra parada memorable es la del Mirador de la Laguna Vinto, desde donde se puede observar esta laguna con su particular coloración y las montañas en el horizonte. Al llegar aquí, uno siente que ha llegado a un oasis escondido en el desierto andino, donde el azul intenso del agua contrasta con las tonalidades arenosas del suelo y las montañas, siempre rodeado de manadas de alpacas salvajes. Os sentiréis unos auténticos privilegiados.

Uno de los paisajes más sorprendentes de este último día fue el Valle de las Rocas, un extenso terreno lleno de enormes rocas de formas extrañas. Estas formaciones geológicas parecen esculturas que se extienden por kilómetros, creando un paisaje surrealista y único. Además, también visitamos el Bosque de Piedras, otra zona de formaciones rocosas y pequeñas llanuras de pastizales llenas de grupos de alpacas que pastan tranquilamente, añadiendo un toque encantador a este sitio.

Una experiencia única en el Salar de Uyuni y sus alrededores

Este tour por el Salar de Uyuni nos dejó claro que la región no es solo el salar, sino un mosaico de paisajes diversos que van desde lagunas y cañones hasta valles rocosos y desiertos de sal. Cada parada aporta una perspectiva distinta y una historia de la riqueza natural y geológica de esta parte de Bolivia. Aunque algunos lugares que íbamos a visitar, como el Parque Nacional Eduardo Avaroa y las lagunas de colores, no estaban accesibles a causa de la nieve (el paso al Desierto de Atacama en Chile estaba cerrado), la experiencia fue igualmente maravillosa y fascinante.

Explorar el Salar de Uyuni es mucho más que caminar sobre su increíble mar de sal blanca y perderse en el horizonte. Este tour de tres días y dos noches nos permitió descubrir una variedad de paisajes asombrosos que debéis visitar sí o sí en un viaje por Bolivia.