Subotica, un pedacito austrohúngaro en Serbia
Si estáis planeando una visita a Serbia y queréis descubrir un rincón con encanto europeo, Subotica es un destino que no os podéis perder. Ubicada en el norte del país cerca de la frontera con Hungría, destaca por su impresionante arquitectura de estilo Art Nouveau, su interesante historia y su ambiente relajado. Con influencias austrohúngaras bien marcadas, la ciudad ofrece una experiencia cultural diferente dentro del país.
SERBIA


Un poco de historia
Subotica ha cambiado de manos en numerosas ocasiones a lo largo de los siglos. Históricamente, formó parte del Reino de Hungría y luego del Imperio Otomano antes de volver a manos húngaras en el siglo XVII. Durante siglos, su identidad se moldeó por una mezcla de comunidades serbias, húngaras, alemanas y judías, lo que le ha otorgado un carácter tremendamente multicultural.
Tras la Primera Guerra Mundial, con la disolución del Imperio Austrohúngaro, Subotica pasó a formar parte del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (lo que posteriormente se convertiría en Yugoslavia). A lo largo del siglo XX, con la caída de Yugoslavia y los cambios políticos en la región, la ciudad quedó integrada en la actual Serbia. Hoy en día, Subotica mantiene una fuerte presencia húngara, reflejada en su cultura, idioma y gastronomía.
Uno de los mayores referentes de la ciudad es la impresionante Sinagoga de Subotica, considerada una de las más espectaculares de Europa. Fue construida en 1902 y su diseño combina elementos del Art Nouveau con detalles tradicionales judíos, creando una obra maestra única. Además, no estamos tan acostumbrados a ver sinagogas tan grandes y espectaculares por fuera, pues la mayoría suelen estar entre calles y algo ocultas, y ésta es verdaderamente sorprendente. Después de años de restauración, hoy brilla en todo su esplendor y es una visita obligada si os gusta la arquitectura y la historia.
Un paseo por el corazón de la ciudad
Para empezar a explorar Subotica, nada mejor que recorrer su centro histórico. La Plaza de la Libertad o Trg Slobode es el epicentro de la ciudad y está rodeada de algunos de sus edificios más emblemáticos. Aquí encontraréis el Ayuntamiento de Subotica, una joya arquitectónica construida en 1910 con una llamativa fachada rojiza y detalles en cerámica de Zsolnay, típicos del modernismo húngaro. Esta es, sin duda, la foto más típica de Subotica. Si os apetece, podéis subir a la torre para disfrutar de una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad, aunque por lo que parece, en estos momentos únicamente se permite dentro de la visita guiada del ayuntamiento.
Muy cerca se encuentra la Biblioteca de la Ciudad, un edificio que parece sacado de un cuento de hadas y que os transportará al pasado con su elegante diseño y su acogedor interior. En la misma plaza, la Fuente Azul es un punto de referencia y un lugar perfecto para descansar y observar la vida cotidiana de la ciudad. Pese a no ser una ciudad demasiado grande, merece la pena visitarla al menos por un día y disfrutar de su peculiar arquitectura. Sin duda, es uno de los lugares que más nos sorprendieron en nuestro viaje por Serbia.
Y siguiendo por el mismo camino, si os gustan los edificios llamativos y con personalidad el Palacio Raichle os enamorará. Esta mansión fue construida en 1904, en la época de mayor florecimiento de la ciudad, por el arquitecto Ferenc Raichle, y es otra obra maestra del Art Nouveau con sus colores vibrantes, mosaicos decorativos y una fachada que parece sacada de un sueño. Actualmente, alberga la Galería de Arte Contemporáneo en su interior, donde podréis descubrir exposiciones de artistas locales. Todos estos lugares de interés se encuentran muy cerca y la ciudad es perfecta para recorrer paseando tranquilamente.
Lago Palić: naturaleza y relax
Además, a solo 8 km de Subotica se encuentra el Lago Palić, un lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la naturaleza. Este lago está rodeado de parques y es ideal para un paseo relajante, un picnic o incluso un bañito en verano. En sus alrededores encontraréis varios edificios modernistas, como el Gran Parque de Palić, la Torre del Agua y el Pabellón de Música, que mantienen la esencia elegante de la época austrohúngara.
Si disponéis de coche o alquiláis una bicicleta y visitáis el lago, no os perdáis la oportunidad de probar vinos locales en alguna de las bodegas cercanas. La región es conocida por su producción vinícola, especialmente por su vino blanco típico. Como sabéis, Serbia está ganando fama en el mundo vinícola y tanto en esta zona como en las laderas de Fruska Gora o la región de Negotin.
Un placer para los sentidos
Si sois de los nuestros y queréis vivir el ambiente más auténtico de la ciudad, nada mejor que visitar los mercados: el de Buvljak en Subotica es perfecto para encontrar desde frutas y verduras frescas hasta embutidos, quesos y productos muy caseros. Si os gusta probar la gastronomía local, no dejéis de degustar los tradicionales burek, el típico pastel de hojaldre balcánico relleno de carne o queso que nos vuelve locos, y el kulen, un embutido picante muy típico de esta región del norte.
Si queréis disfrutar de una comida deliciosa en un entorno elegante, os recomendamos el Boss Caffe, un restaurante y cafetería icónico en pleno centro de Subotica. Su enorme salón y su preciosa decoración lo convierten en el lugar ideal para relajarse tras un día por la ciudad. Aquí podréis probar platos tanto de la cocina local como internacional, acompañados de una buena selección de vinos y postres caseros. Ya sea para un café, una comida completa o una copa al atardecer, es un lugar que os recomendamos mucho.






















Comida húngara en Serbia
Dado que Subotica tiene una gran comunidad húngara, veréis que su gastronomía refleja esta interesante fusión de culturas. Muchos de los restaurantes locales ofrecen platos como el goulash, el pörkölt (un estofado bastante especiado) y el langos, nuestro preferido, una especie de pan frito con queso y ajo que está increíblemente bueno. Uno de los mejores lugares para probar estos platos es el restaurante Majkin Salaš, una casa rural tradicional donde podréis disfrutar de una auténtica experiencia gastronómica. Se encuentra a unos 10 kilómetros de la ciudad, cerca del lago, por lo que si disponéis de coche o bicicleta es el plan perfecto para comer algo y relajaros en los alrededores.
Si estáis recorriendo Serbia y tenéis algún día libre, Subotica es la visita perfecta: una ciudad que os sorprenderá por su elegancia, su mezcla cultural y su ambiente tranquilo. Un destino ideal si os gusta la arquitectura, la historia y la gastronomía al que os recomendamos mucho dedicar un día.

