Sarajevo renace de sus cenizas
La Jerusalén de Europa es una de nuestras ciudades favoritas. Sufrió uno de los peores asedios de los últimos tiempos y, poco a poco, camina hacia un futuro cada vez más próspero. Musulmanes, Ortodoxos, Católicos y Judíos han convivido en paz durante siglos en esta ciudad tan especial, repleta de históricos bazares, cafés bosnios y los mejores baklavas del mundo. Acompañadnos en su descubrimiento, ¡no os arrepentiréis!
BOSNIA-HERZEGOVINA
Sarajevo sorprende nada más llegar. Se trata de una capital de tamaño reducido, con menos de 300.000 habitantes, una de las más pequeñas de Europa. Después de haber leído y habernos informado bastante durante los últimos años sobre la Guerra de los Balcanes y el asedio de Sarajevo, encontrarnos en pleno centro de esta ciudad nos produjo una mezcla curiosa de sensaciones muy pocas veces experimentadas.
De hecho, probablemente lo primero que también sintáis sea estremecimiento. Cuando veáis los innumerables impactos de bala que permanecen en tantos y tantos edificios, paseéis por el histórico Puente Latino o subáis hasta el Cementerio de Alifakovac, o incluso, al Bastión Amarillo, no podréis dejar de pensar en las vidas de las más de 12.000 personas que fallecieron en el sitio de Sarajevo entre 1992 y 1996, y los aproximadamente 50.000 civiles que resultaron heridos. La ciudad se convirtió en una cárcel a la que nadie podía acceder, ni tampoco salir, con túneles subterráneos como única escapatoria. Os invitamos a profundizar un poco más acerca de la Guerra de los Balcanes en este artículo.
En la actualidad, la ciudad se encuentra dividida claramente en dos partes: la otomana y la austrohúngara. Desde el siglo XV hasta el año 1878, la capital de la vigente Bosnia-Herzegovina formó parte del gran Imperio Otomano. En ese mismo año, fue tomada por el Imperio Austrohúngaro y gran parte de su arquitectura fue remodelada. Hoy en día, encontraréis una línea divisoria en pleno centro que constata esta diferencia.
El lugar por excelencia del casco antiguo es Baščaršija; un bazar de estilo turco construído por el Imperio Otomano y símbolo de la ciudad, de mayoría musulmana. Aquí encontraréis numerosos restaurantes en los que probar los sabrosos Ćevapi, como el Ćevabdžinica Željo, y cantidad de lugares en los que deleitaros con los mejores baklavas que hemos comido nunca. Están tan buenos que acaban siendo peligrosos, así que, si os gusta el dulce, tened cuidado… Os los podréis tomar acompañados de un café bosnio: ¡nada más típico!
Caminando por Baščaršija os aproximaréis a la mezquita Gazi Husrev-Beg, otro de los emblemas de la ciudad. Aunque más trascendente que la gran mezquita, es el Puente Latino, al que podréis acceder siguiendo hacia el río por la calle colindante. Este puente fue escenario del asesinato del archiduque austrohúngaro Franz Ferdinand en el año 1914, hecho que fue el desencadenante del inicio de la Primera Guerra Mundial.
Para conocer un poco más sobre este acontecimiento histórico, es aconsejable una visita al cercano Museo 1878–1918. Aunque si preferís empaparos de la historia más reciente de la capital bosnia y del país, os recomendamos el Museo Galerija 11/07/95, para nosotros el más interesante de Sarajevo, situado junto a la Catedral Corazón de Jesús. Se trata de uno de los museos más impactantes que hemos visitado nunca y, seguramente, os ayudará a comprender un poco mejor el Genocidio de Srebrenica y la complicada situación que ha atravesado Bosnia-Herzegovina durante los últimos 30 años.
Seguidamente, en medio del bazar, os toparéis con la fuente Sebilj, en forma de quiosco, y siempre rodeada de cientos de palomas. Esta es la típica foto con la que tanto habíamos soñado. Cuenta la leyenda que si bebéis de la fuente, regresaréis a Sarajevo, por lo que no tuvimos más remedio que beber.
Volviendo al paseo del río Miljacka, a escasos 5 minutos a pie desde el Puente Latino, daréis con el edificio más elegante de la capital bosnia: Vijećnica. Se trata de la antigua biblioteca nacional, reconvertida en el ayuntamiento actual. Como podéis ver, Sarajevo cuenta con numerosos puentes; el más espectacular es, sin duda, el puente Festina Lente, que une el centro con la Academia de Bellas Artes. A medio camino queda el anteriormente mencionado Puente Latino y, frente al edificio Vijećnica, se encuentra el puente Tabaci, que suele lucir precioso rebosante de flores.
En este punto del paseo, una vez cruzado el puente Tabaci, tras el típico cartel de Sarajevo, entraréis en el pintoresco barrio de Alifakovac. Esta parte de la ciudad está repleta de pequeñas casas y cuestas muy empinadas, y se corona con el cementerio del mismo nombre.
Existen también varios fuertes en torno a las múltiples colinas que rodean la ciudad, de los cuales el Bastión Amarillo (Zuta Tabija) es el más popular y accesible. Arriba, en el fuerte, no os encontraréis solos, ya que es muy popular entre los locales; sin embargo, la música y el ambiente harán de éste el lugar ideal para terminar vuestra visita a la ciudad, cerveza en mano, y disfrutar de un precioso atardecer. Desde allí, a vuestros pies, quedará el cementerio de Kovaci, que rinde homenaje a los soldados bosnios caídos en la Guerra de los Balcanes.
Para nosotros, esa es precisamente una de las fuentes de la magia de Sarajevo; la barbarie sufrida a finales del siglo pasado ha dado paso a una ciudad joven, enérgica, multicultural, acogedora para el visitante y que no nos dejó indiferentes. Una ciudad que renace de sus cenizas.