Descubriendo lo mejor de Tallin

La capital de Estonia es una de las ciudades más bonitas y mejor conservadas del norte de Europa. Con un casco histórico de cuento, barrios modernos y una increíble mezcla de tradición y vanguardia, esta ciudad es perfecta para una escapada de uno o dos días pese a lo turística que se ha vuelto. Aquí tenéis una guía completa con los imprescindibles de Tallin para aprovechar al máximo vuestra visita.

PAÍSES BÁLTICOS

Tallin es la ciudad perfecta para sacar buenas fotos, disfrutar de un casco histórico espectacular y descubrir su historia medieval fascinante. Además, es una de las capitales más pequeñas de Europa y esto hace que recorrerla a pie sea fácil y muy cómodo. Sin embargo, se ha convertido en un destino tremendamente popular para los cruceros por el Mar Báltico y durante el día sus calles se llenan de turistas. Nuestro consejo es que aprovechéis las primeras y últimas horas del día para explorarla con calma y que recorráis también algunos de los lugares más alternativos que os dejaremos a continuación y que, al final, fueron los que más nos sorprendieron en la capital. ¡Allá vamos!

Miradores de Kohtuotsa y Patkuli

No hay mejor manera de empezar vuestra visita a Tallin que subiendo al mirador de Kohtuotsa. Desde aquí, tendréis una vista panorámica impresionante del casco antiguo, con sus tejados rojos, torres medievales y la modernidad del skyline al fondo. Este mirador es uno de los lugares más fotografiados de la ciudad, y con razón. Si vais al amanecer o al atardecer, podréis disfrutar de un espectáculo de luces sobre la ciudad. Además, en los meses más cálidos, hay músicos callejeros que le dan un toque aún más mágico al lugar. Un poco más adelante encontraréis también otro de los lugares más impresionantes para hacer fotos: el mirador de Patkuli. Os dejamos la ubicación exacta y un par de fotos de cada uno de ellos en los nombres para que os los guardéis en Google Maps y los conozcáis sí o sí.

Toompea y Šnelli Park

Toompea es la parte alta de Tallin y uno de los barrios más antiguos de la ciudad. Aquí se encuentran el castillo de Toompea, sede del parlamento estonio, y varias calles con edificios históricos. Recorrer sus callejuelas es como viajar en el tiempo, con casas de colores, pequeñas iglesias y miradores impresionantes. No muy lejos, un poco más abajo, Šnelli Park ofrece un rincón de tranquilidad con su lago y senderos rodeados de árboles. Es el sitio perfecto para dar un paseo antes de seguir explorando.

Catedral de Alexander Nevski

Este templo ortodoxo es una de las joyas arquitectónicas de Tallin. Con sus cúpulas en forma de cebolla y su impresionante interior lleno de mosaicos y frescos dorados, la catedral es un reflejo de la historia de Estonia, marcada por la influencia rusa. Os recomendamos entrar para admirar sus detalles, pero recordad que, al ser un lugar de culto, hay que mantener el respeto y la discreción.

Katariina Käik o Pasaje de Santa Catalina

Uno de los rincones más encantadores de Tallin que encontraréis en esta ubicación es este pasaje medieval lleno de talleres de artesanos, pequeñas galerías y muros de piedra que evocan siglos de historia. Pasear por aquí es una delicia, especialmente si os gusta el arte y la artesanía local. Desde vidrieras hasta cerámica y cuero trabajado a mano, podréis encontrar auténticas joyas elaboradas por artistas estonios.

Puerta Viru o Viru Väravad y comida o cena en el Pub Kompressor

La icónica entrada al casco antiguo de Tallin es la Puerta Viru. Antaño parte del sistema defensivo de la ciudad, hoy es uno de los puntos más fotografiados y el inicio perfecto para recorrer las calles adoquinadas del centro histórico. Justo al cruzar la puerta, encontraréis un mercado de flores que le da un aire aún más pintoresco a este lugar.

Después de un día recorriendo la ciudad, o si os entra hambre al mediodía, uno de los lugares más originales es el Pub Kompressor. Este local es famoso por sus enormes pannkoogid, unos crepes rellenos de todo tipo de ingredientes, desde queso y champiñones hasta dulce de leche. Es un sitio con ambiente relajado, ideal para reponer energías antes de seguir explorando Tallin. Los crepes están riquísimos y está bastante bien de precio, así que os lo recomendamos bastante.

Barrio de Kalamaja

Si el casco antiguo es el alma medieval de Tallin, Kalamaja es su cara más moderna y alternativa. Este barrio, conocido por sus casas de madera de colores y su aire un tanto bohemio, se ha convertido en el epicentro cultural y artístico de la ciudad. Aquí encontraréis cafeterías con encanto, tiendas de segunda mano, galerías de arte y mucha creatividad en cada rincón. Un paseo por Kalamaja es imprescindible para descubrir el Tallin más vanguardista, aunque es cierto que todavía se está terminando de configurar y está en constante cambio. Si podéis, acercaos hasta el Lennusadam, el museo marítimo, y admirar los navíos y submarinos que encontraréis por la zona. Alguno se puede incluso visitar. Estos barrios os alejarán un poco del cogollo lleno de turistas y os harán descubrir un poco más la auténtica ciudad.

Barrio de Rotermann

Y qué decir de este barrio: Rotermann es el que más nos sorprendió de todos. Nos encantan las iniciativas de restauración que se están llevando a cabo en muchas ciudades del norte de Europa, y este es un claro ejemplo de hacer las cosas bien, de cómo la arquitectura moderna puede convivir con la historia. Antiguos almacenes industriales han sido reconvertidos en edificios de diseño con restaurantes de autor, boutiques de moda y espacios culturales espectaculares. Es una zona perfecta para pasear, hacer compras o simplemente disfrutar del ambiente cosmopolita de  una Tallin que avanza hacia el futuro con paso firme y que no quiere ser ese destino de "turismo-rápido" en el que se ha convertido estos últimos años.

Kadriorg y sus jardines

A solo unos minutos del centro, Kadriorg es un remanso de paz con uno de los parques más bonitos de la ciudad. Aquí se encuentra el majestuoso Palacio de Kadriorg, mandado construir por el zar Pedro el Grande, rodeado de jardines simétricos y fuentes preciosas al más puro estilo vienés. Si sois amantes del arte, no os perdáis el Museo Kumu, con una colección de arte estonio desde la Edad Media hasta la actualidad. Los jardines y el parque son gratuitos pero para acceder al palacio hay que pagar entrada (unos 13€).

Playas de Pirita y Russalka

Aunque parezca increíble… ¡Sí, Tallin tiene playas y muy cerca del centro! Si el clima lo permite, una visita a la playa de Pirita es un plan estupendo de verano; es la más salvaje y lejana de todas, con su arena dorada y su paseo marítimo recientemente renovado, este es el lugar ideal para relajaros junto al mar Báltico. Eso sí, tened cuidado porque el mar suele estar muy frío. Desde aquí podéis caminar hasta el Monumento a Russalka y a su playa, un hermoso homenaje a los marineros caídos en el mar y disfrutar de la vista del skyline de Tallin, que desde este punto es espectacular.