3 días por los imperdibles de Praga, una ciudad de cuento

Conocida como "la ciudad de las cien torres", su skyline está dominado por castillos, iglesias y puentes que le dan un aire mágico, especialmente al atardecer. En este artículo os ayudamos a organizar vuestra visita de la manera más eficiente posible combinando historia, cultura y gastronomía para que aprovechéis al máximo vuestra estancia en la capital checa. ¡Vamos allá!

REPÚBLICA CHECA

Día 1: comenzar por la Ciudad Vieja y Malá Strana

Lo mejor para comenzar descubriendo Praga es visitar la Plaza de la Ciudad Vieja o Staroměstské náměstí, uno de los lugares más emblemáticos de Europa. Esta es la plaza principal de Praga, donde podréis ver la Iglesia de Nuestra Señora de Týn y el famoso Reloj Astronómico o Staroměstský Orloj. Recomendamos llegar a la hora en punto para ver el desfile de los apóstoles.

Cerca de la plaza también se puede visitar la Iglesia de San Nicolás o Staroměstské náměstí, una preciosa iglesia barroca con un interior de lo más espectacular. Desde allí, pasando por el famoso Klementinum, un histórico complejo en el que podréis encontrar la Capilla de los Espejos, una librería barroca y una torre astronómica coronada por Atlas, llegaréis al mítico Puente de Carlos o Karlův most. Esta es, sin duda, la foto más típica y representativa de Praga. Os recomendamos visitarla pronto, cuando todavía no haya demasiada gente, ya que a las horas centrales del día se llena de turistas y grupos organizados.

Mientras crucéis el icónico puente que conecta la Ciudad Vieja con el barrio de Malá Strana estaréis rodeados de palacios y vistas increíbles del barrio y el castillo de Praga. Además, este puente es muy famoso por las bonitas estatuas de piedra y las vistas del río Moldava. Uno de los lugares más bellos en Europa, sin duda. También os recomendamos mucho quedaros en la zona desde la que salen los paseos en barca, justo después de haber cruzado el puente, en el lado izquierdo. La paz que se siente unido a la postal del puente y el Skyline de la zona antigua es una de las mejores cosas de la ciudad.

En Malá Strana, os recomendamos explorar este encantador barrio con calles empedradas y numerosísimas cuestas. Aquí no podéis dejar de visitar la Iglesia de San Nicolás de Malá Strana, considerada una obra maestra del barroco, y desde allí podéis seguir subiendo hasta el famoso Castillo de Praga o Pražský hrad. Lo mejor es dedicar la tarde a explorar el complejo del castillo, que es bastante amplio. No os perdáis la Catedral de San Vito, el Antiguo Palacio Real, y el Callejón del Oro o Zlatá ulička. Eso sí, tened en cuenta que la entrada al castillo es de pago y no es barata. De todas maneras, aunque no accedáis al interior, tomaros vuestro tiempo para callejear y disfrutar de las preciosas vistas de la ciudad desde las murallas del castillo o los jardines y calles colindantes, como por ejemplo caminando hacia el jardín Schönborn. Esta es otra de nuestras panorámicas preferidas de la capital checa.

Como sabéis, la República Checa es mundialmente conocida por sus deliciosas cervezas, y esto precisamente lo que os recomendamos hacer antes de que acabe el día: tomaros una buena pilsner en alguno de los modernos y bonitos bares de Malá Strana. La mayoría suele disponer de opciones de comida, pero tened en cuenta que tanto aquí como en la zona de la Ciudad Vieja los precios son elevados, aunque la calidad suele ser buena. Para cenar, nosotros os recomendamos dos opciones muy típicas y con bastante buena relación calidad precio, ambas para que podáis acabar el día por el centro: Krčma, un restaurante antiguo en un sótano donde degustar platos abundantes y buena cerveza; y U Pivrnce, otro de los más populares de la ciudad. Es verdad que son algo más costosos por encontrarse en pleno centro turístico, pero no os van a defraudar.

De postre, tenéis que probar el Trdelnik, un pastel tradicional en forma de espiral hecha con harina y que se cocina enrollada en un pincho de madera al fuego de unas brasas. Suele llevar azúcar y canela y se puede tomar solo, con helado o con distintos acompañamientos dulces.

Día 2: Vyšehrad y el Barrio Judío

Para el segundo día os recomendamos empezar tomándoos un café en la cafetería de la azotea en La Casa Danzante o Tančící dům, un moderno edificio diseñado por Frank Gehry. A primera hora de la mañana no suele estar tan concurrido, y ver cómo despierta la ciudad desde uno de los lugares con mejores vistas de la capital es muy recomendable. No es barato, pero merece la pena tomarse un café y poder permanecer allí arriba todo el tiempo que os apetezca.

Desde allí, podéis ir paseando hasta el precioso barrio de Vyšehrad. La fortaleza es uno de los imperdibles de Praga y un lugar perfecto para relajarse un poco. Está algo alejado del centro, pero se llega enseguida si cogéis el tranvía o incluso si vais paseando por los numerosos locales alternativos y modernos en la orilla del río Moldova, por la calle Náplavka. Estos arcos que antes servían de almacén para los barcos, se están reconvirtiendo en preciosos establecimientos donde tomarse una cerveza, asistir a una exposición o salir de fiesta.

En Vyšehrad podéis visitar la Basílica de San Pedro y San Pablo y el Cementerio de Vyšehrad, donde están enterradas figuras importantes como el famoso músico y compositor Antonín Dvořák. También es un buen lugar para ver anochecer si preferís visitarlo por la tarde y dedicar la mañana a descubrir el famoso Barrio Judío llamado Josefov, que comienza al norte del Puente de Carlos y termina a la altura del Parque Letná. En él se pueden visitar el Cementerio Judío y algunas de las sinagogas más importantes, como la Sinagoga Española y la Sinagoga Vieja-Nueva, una de las más antiguas de Europa. Si hacéis un freetour por la ciudad (la mayoría salen de la plaza de la ciudad vieja), esta será una de las zonas que exploraréis a fondo. La historia de Praga ha estado muy ligada al judaísmo, y este amplio barrio da buena prueba de ello.

La avenida que delimita el barrio y que va a parar al río Moldova es la calle Pařížská, la principal arteria comercial del lujo en Praga. Veréis coches caros, imponentes tiendas de las marcas más lujosas del mundo y, en definitiva, una muestra de la alta sociedad checa con espectaculares edificios históricos. Y a un paso, se encuentra el Rudolfinum, un enorme edificio que alberga la Filarmónica Checa. Al igual que ocurre en otras ciudades europeas como Viena o Budapest, si os interesa la música clásica, este es uno de los mejores lugares para asistir a un concierto por la noche.

Una buena alternativa para acabar el día es dirigirse al Parque Letná, pasando por la zona de las universidades, justo al otro lado del río. Este es un lugar muy frecuentado por locales para hacer deporte, ir de pic-nic o simplemente disfrutar de una de las mejores vistas panorámicas de Praga. Podéis aprovechar para cenar algo en algún café con vistas al río Moldava o directamente hacer un pequeño recorrido en barco por sus aguas. Para terminar el día, recomendamos visitar el puente de Carlos con la iluminación nocturna y las vistas hacia el castillo y los barrios colindantes para tener una postal de la ciudad de noche.

Día 3: barrios alternativos, arte y cultura contemporánea

Si disponéis de un día más, nada mejor que empezar conociendo a las familias de castores que habitan el Parque Legií o Parque de la Legión, justo debajo del puente del mismo nombre. Además, las vistas a la zona vieja y al puente de Carlos son magníficas. Desde allí, cruzaréis el parque Kampa y el canal Čertovka hasta llegar al muro de John Lennon, un sitio icónico para los amantes del arte urbano y la historia contemporánea. El muro ha sido un símbolo de resistencia pacífica durante los últimos años y sigue siendo un punto creativo lleno de grafitis. Eso sí, las colas de turistas están muy presentes.

Si continuáis adentrándoos en Malá Strana, podéis visitar el Museo de Franz Kafka, sobre todo si sois fans de la literatura. Y si buscáis algo un poco más diferente, os recomendamos el Museo del KGB, que contiene objetos e historias relacionadas con la Guerra Fría y el espionaje.

Para terminar con la visita, os recomendamos explorar un poco el elegante barrio comercial de Anděl, uno de nuestros favoritos en la ciudad, en el que podréis encontrar prácticamente de todo: cafeterías de gatos como el Cat Café, cervecerías y restaurantes típicos como el Pilsner Urquell o el precioso Andělský Pivovar, y hasta uno de los mercados más modernos y espectaculares que hemos conocido: Manifesto Market, en pleno corazón del barrio y a un paso de la estación en la que coger el tren hasta Zličín. Esta es la estación principal de autobuses de Praga y, seguramente, sea el punto donde empiece o termine vuestro viaje.

Este itinerario de 2 o 3 días cubre lo esencial de Praga, dejando también espacio para disfrutar de rincones menos conocidos y tranquilos. Esperamos que os sirva de inspiración en vuestra siguiente visita a la preciosa capital checa. 

Antes de terminar este post, queremos recordar algunos de los consejos más importantes a la hora de hacer el viaje (podéis leer más en nuestro artículo sobre consejos para visitar Praga):

  • Transporte: Praga es muy accesible a pie, pero también podéis utilizar el tranvía o el metro para moveros entre zonas más apartadas. Existe una aplicación que hemos utilizado en nuestra última visita y que nos parece de las mejores de este estilo: Pid Lítačka. Os ayudará a consultar en cualquier momento las mejor combinaciones para llegar a vuestro destino de la manera más rápida posible. ¡Os la recomendamos mucho!

  • Moneda: aunque Praga está en la Unión Europea, la moneda es la corona checa (CZK). Eso sí, la mayoría de establecimientos aceptan tarjetas de crédito y débito, aunque siempre es buena idea tener algo de efectivo. Podréis cambiar euros en alguna de las numerosas casas de cambio, ya que los cajeros suelen aplicar comisiones mayores.